AUGUSTO TOWNSEND K. Editor central de Economa
No poda ser en un lugar distinto a Paracas. Aqu se origin y aqu tena que reencontrarse consigo mismo para tomar nuevos vuelos. Aqu tena que reaparecer, en su mejor faceta, el llamado espritu de Paracas. Y lo hizo.
El CADE 2013, que termin el viernes ltimo, posiblemente haya sido el mejor de la historia. No lo digo yo, que apenas he asistido a unos seis de estos encuentros empresariales, sino un veterano empresario minero que est sentado a mi lado, mientras conversa por telfono con un colega suyo, con entusiasmo inusitado. En realidad, es una sensacin generalizada-: todo el mundo habla aqu de lo extraordinario que sali todo, de cmo esta ha sido una experiencia espectacular, de cmo parten revitalizados.
Quienes no estuvieron en Paracas se apresurarn en decir que debe haber sido lo mismo de siempre, que CADE nunca ha sido ms que una reunin social para que los empresarios hagan negocios o se diviertan fuera de Lima. Y estarn profundamente equivocados, pues este s fue un CADE distinto, por mltiples razones que valen la pena destacar.
La edad promedio de los asistentes debe haber cado considerablemente esta vez (quiz podran haberlo medido para comprobarlo en su verdadera magnitud). Del mismo modo, no estuvimos ante el tpico CADE sobrepoblado de ejecutivos varones: la participacin femenina fue perceptiblemente mayor. He aqu dos tendencias que se han tardado en llegar al empresariado peruano y que ahora no cabe ms que reforzar con tanta voluntad como sea posible.
Por otro lado, casi no se vea asistente alguno en la zona de los stands, en los exteriores del auditorio, en la explanada donde se hizo el evento, por la sencilla razn de que todos estaban adentro, escuchando. Quienes frecuentan los CADE sabrn que esto es marcadamente inusual, y habla muy bien de la calidad de exposiciones que se vieron. En algunos casos, francamente notables. Casi pareca estar viendo una charla TED de esas que te remueven el cerebro. Quin hubiera imaginado el enorme talento escondido de algunos ejecutivos peruanos como oradores. Y despus dicen que no les interesa la poltica.
Carlos Rodrguez-Pastor, Eduardo Hochschild y ngel Aaos estuvieron impecables, no tanto por su destreza expositiva como s por la autenticidad de sus mensajes. Quienes fueron, para muchos, durante tanto tiempo personajes envueltos de misterio, finalmente se mostraron como lo que son: peruanos con los valores bien puestos, forjados a partir del amor de y por sus familias, con un optimismo enorme sobre el futuro del pas. Incidentalmente, son tambin empresarios exitossimos. Pero, bueno, eso s lo sabamos.
Los jvenes empresarios escogidos para liderar los grupos sectoriales hicieron tambin un trabajo estupendo. La parte ms importante de ese trabajo fue la que no se vio, vale decir, las horas que deben haber invertido en reunirse con sus colegas y competidores para ponerse de acuerdo y anunciar en Paracas los compromisos vinculantes que estaran asumiendo a nombre de sus sectores, algo nunca antes hecho en un CADE.
Siempre podr decirse que los compromisos pudieron ser ms ambiciosos. Es natural, por otro lado, que siendo esta la primera vez que se haca algo as, hayan tratado de moderarse en alguna medida pues, como es obvio, el prximo ao se les exigir ms. Y bien que as sea. Pero, a la vez, no es poca cosa lo que se ha anunciado (ver pgina 2) y el mero esfuerzo de poner a los empresarios a pensar en cmo contribuir gremialmente a los objetivos de desarrollo del pas marca, nuevamente, una enorme diferencia respecto del estilo reactivo y hasta combativo que ha caracterizado histricamente a muchos gremios empresariales.
Los jvenes ejecutivos que asumieron esta responsabilidad Ignacio, Jonathan, Alejandro, Juan, Eduardo, Guillermo y lvaro son dignos representantes de esa nueva generacin del recambio empresarial de la que bien hablaba Alejandra Costa en Da_1 la semana pasada. Uno esperara que hayan encontrado tal nivel de satisfaccin en el trabajo que realizaron esta vez que se sientan llamados a seguir contribuyendo ms all de sus empresas y, por supuesto, que sirvan de referentes a tantos otros ms que les seguirn los pasos.
Pero, al fin y al cabo, ellos mismos fueron escogidos por alguien ms. Y ese alguien ms fue, en este caso, Ricardo Briceo, quien merece un comentario aparte. Lo que ha hecho Ricardo Briceo, me atrevera a decir, es infundir un orgullo colectivo en el empresariado peruano que al menos yo nunca haba visto antes. Tanto tiempo se pasaron definiendo su actividad privada por oposicin a la pblica que cuando les toc asumir como propio el inters general en esta nueva dinmica, sbitamente descubren cun bien se siente uno al forjar consensos para conseguir algo verdaderamente trascendente. Briceo ha hecho experimentar a los empresarios peruanos, aunque sea por unos cuantos das en Paracas, lo que significa anteponer el compromiso con su pas a todo lo dems. Ojal haya sido una verdadera epifana.
No ha sido necesario para esto que los empresarios se entiendan a s mismos como algo distinto de lo que son: empresarios. En vano se les pide que sean polticos, tecncratas o lo que fuere. Los necesitamos, primordialmente, generando riqueza y, como dira ngel Aaos, y disfrutando tambin compartindola. Merecen estar orgullosos de lo que hacen y, de una vez por todas, superar el temor a contar que no es lo mismo que jactarse de todo lo bueno que realizan. Nadie va a negar que pesan enormes prejuicios sobre ellos, algunos justificados y tantos otros no. Pero esos prejuicios no van a desaparecer solos.
Y ah es cuando ayuda lo que ha sido la estrategia ulterior de este CADE: el recambio generacional. Ricardo Briceo lo anunci el ao pasado en Arequipa y lo ejecut magistralmente esta vez. Al cierre del evento, dijo que este podra ser un punto de inflexin en la relacin del empresariado con el Estado. Ojal lo sea, porque ese sin duda es el paso siguiente, pero yo ira antes de eso: este podra ser un punto de inflexin en la manera como el empresariado peruano se entiende a s mismo. La conciencia cvica no se exige selectivamente, y los empresarios peruanos son ciudadanos como el resto. Cuando su pas y la historia lo demanden, no deben dudar en poner el pecho.