La minería es clave para el desarrollo del Perú, pues genera crecimiento económico, eleva los ingresos fiscales, dinamiza el empleo y reduce la pobreza. En un contexto de elevadas cotizaciones internacionales de los metales, la puesta en marcha de los proyectos de la recientemente anunciada cartera 2024 debe ser una política prioritaria de todas las autoridades.
Superciclo
El anterior superciclo del precio de los metales (2003-2011) impulsó significativamente la inversión minera. Entre el 2008 y el 2014 (máximo nivel de inversión minera), esta aumentó casi cinco veces y explicó el 46% del crecimiento de la inversión privada en dicho período. Así, se desplegaron proyectos de gran escala como Las Bambas (Apurímac), Toromocho (Junín), Ampliación de Cerro Verde (Arequipa) y Ampliación de Antamina (Áncash). Solo estos cuatro proyectos sumaron US$15.400 millones en inversiones.
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Tras este auge de inversiones, la producción metálica se incrementó significativamente. Por ejemplo, la producción de cobre se duplicó de 1,1 millones de toneladas métricas (TMF) promedio anual entre el 2008 y el 2015 a 2,2 millones TMF en el período 2016-2019.
La mayor producción junto con los mayores precios internacionales y la progresividad del régimen tributario minero –que permite aprovechar los períodos de precios elevados sin restarle competitividad al sector– llevaron a que la recaudación minera alcance récords de casi S/24 mil millones anuales en 2021 y 2022. Con ello, los ingresos del Gobierno llegaron a un máximo de S/207 mil millones en el 2022 (22% del PBI) y ayudaron a recomponer las cuentas fiscales tras la pandemia.
"Tras este auge de inversiones, la producción metálica se incrementó significativamente".
Impactos recientes
En los últimos años, la puesta en marcha de proyectos de gran envergadura como Mina Justa y Quellaveco contribuyeron a reactivar la economía en el 2021 y el 2022, y a evitar una mayor caída del PBI en el 2023. Sin la minería, la economía habría caído 1,4% en el 2023, en lugar de 0,6%.
Además, la minería lideró la creación de empleos formales pospandemia. En los últimos dos años (2022-2023), los empleos mineros directos superaron en 15% a los niveles del 2019, con 116 mil puestos de trabajo extra, según datos del BCRP. Considerando que cada empleo minero genera ocho adicionales en el resto de la economía debido a sus altos encadenamientos, solo desde el 2019 la minería contribuyó a la generación de más de 1 millón de empleos en total, estima el IPE.
"Dinamizar los proyectos en cartera tendría un impacto significativo sobre la economía".
Potencial desaprovechado
Desde el 2021, el precio internacional de los metales de exportación se ubica casi 50% por encima del promedio entre el 2016 y el 2020. Sin embargo, a diferencia del anterior superciclo, esto no se ha traducido en nuevas inversiones de gran escala.
Dinamizar los proyectos en cartera tendría un impacto significativo sobre la economía. A partir de un estudio del IPE del 2021, que analizó la cartera de inversión minera 2019, se estima que 15 proyectos programados en ese entonces para entrar en marcha al 2025 (con inversiones por US$16 mil millones) aportarían a la economía lo equivalente al 71% del PBI 2023. Si a ello se le sumase los 27 proyectos que iniciarían hacia el 2030 (US$37 mil millones en inversiones), la contribución más que duplicaría el tamaño del PBI del 2023 (226%).
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En conjunto, la contribución de estos proyectos sería equivalente a un aumento de 177% de la recaudación y 17% del empleo, versus los niveles de 2023. Producto de este mayor dinamismo, la pobreza podría reducirse a un quinto (21,8 puntos porcentuales). Ello es similar a la caída de la pobreza lograda entre el 2007 y el 2019 (de 42% a 20%).
Sin embargo, 23 de los 46 proyectos en la cartera del 2023 (con inversiones por US$30 mil millones) enfrentan retrasos por razones ajenas a la voluntad de la empresa, y ocho de estos tienen más de 10 años de retraso. Además, solo 7 proyectos tienen fecha de inicio programada. Es importante que la puesta en marcha de la reciente cartera de proyectos 2024 cambie ese panorama.
Reducir consistentemente la pobreza requiere de una economía que crezca al menos 4% anual. Avanzar en la ejecución de los proyectos mineros nos acercará a dicho objetivo. Para ello es clave recuperar la capacidad del país de atraer inversiones: reducir la “tramitología”, prevenir la conflictividad social, combatir la minería ilegal y la inseguridad; y asegurar que los impuestos que ya paga la minería se usen efectivamente para el cierre de brechas.
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