Lo suyo era la obstetricia, pero a Marlene Perea no le bastaba con vivir de ejercer su carrera. En el 2004, junto a su esposo, José Murillo -ingeniero civil-, decidieron fundar una empresa en Arequipa -algo que para ambos era una inquietud- y la llamaron Build and Business (B&B) Murillo. Y aunque quien estaba a cargo de la compañía de construcción civil era José, poco a poco Marlene debió dejar de atender partos para ingresar al mundo de la seguridad industrial. En esta entrevista, la ejecutiva nos cuenta la historia de cómo llegó a la gerencia general de su corporación.
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¿Por qué se especializó en seguridad industrial?Había empezado el boom del rubro y de la salud ocupacional en el sector. En ese momento estábamos haciendo unas obras para Cerro Verde y mi esposo me dice “yo te necesito, porque la mina me está pidiendo estos requisitos”. Fui a apoyarlo y para esto tuve que estudiar en Tecsup seguridad y salud ocupacional; a la par, me hacía cargo de toda la parte de gestión de la empresa porque la minera es bien exigente con esos requisitos. Luego ascendí como monitora de seguridad, y ahí es cuando mi esposo, en el 2011, se enferma y a los siete meses fallece.
¿Qué hiciste?Nos quedamos con un contrato que teníamos que honrar. No podía echar todo a perder. Cómo ya había visto de cerca el trabajo que se requería, me animé a honrar el contrato y a seguir adelante. Finalmente, cuando me hago cargo de todo, tuve que abocarme a manejar la empresa: ver estados financieros, contabilidad, contratos, proveedores, logística,etc. Como a mí no me gusta hacer nada para lo que no esté preparada, tuve que aprender.
Construcción es un sector complejo.Es super complicado. Estos últimos años ha sido bien retadores: hubo buenas ventas, pero también nuestros precios han estado muy ajustados.
Si hablamos del ecosistema del sector, ¿también debió lidiar con un trato diferenciado por ser mujer?Lo complejo fue que tuve que adaptarme a escuchar palabras gruesas y algunos no se medían. Yo asumí este reto en el 2012, me preparé y dije “esto no me va a vencer”. Ya sabía a qué cancha me metía.
¿Cómo le fue a B&B Murillo e el 2018 y qué esperan para este 2019?En el último año no hemos crecido, nos hemos mantenido. Para este año se ve más estabilidad: arrancamos con la ejecución de cuatro proyectos y dos están por iniciar en estas próximas semanas. Son proyectos con nuestro principal cliente, Cerro Verde.
¿Cómo recibiste la noticia de ser un Premio LEC?A mí me alegró mucho. El año anterior mi banco me dijo que me quería proponer y yo no quise porque siempre hay un poco de temor, de alguna manera, a exponerse. (...) Acepté finalmente y me alegró mucho a mí y a mis hijos el premio.