El repunte de las acciones de Italia tras la formación de un nuevo gobierno en el país impulsó a las bolsas europeas el miércoles, en un avance apoyado también por la disminución de las tensiones políticas en Reino Unido y Hong Kong.
El STOXX 600 subió un 0,89% al cierre. Los papeles que cotizan en Milán superaron a sus pares europeos después de que el primer ministro italiano Giuseppe Conte presentara su nuevo gabinete.
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Los inversores aplaudieron una coalición poco probable que unió a los rivales del Movimiento 5 Estrellas y el Partido Demócrata, evitando el riesgo de elecciones anticipadas y una inestabilidad política prolongada.
El índice FTSE MIB de Italia trepó alrededor de 1,6%, tocando un máximo de más de un mes, mientras que su sector bancario saltó un 1,75%.
Al otro lado del Canal de la Mancha, los legisladores británicos derrotaron a Boris Johnson en el Parlamento el martes en un intento por evitar que saque al país de la Unión Europea sin un acuerdo, lo que llevó al primer ministro a exigir elecciones anticipadas.
El FTSE 100, de la bolsa de Londres, donde los papeles de exportadores representan el mayor peso del índice, tuvo un rendimiento inferior, con un alza de 0,59% ante la estabilización de la libra.
El optimismo fue apoyado por datos que mostraron que la actividad del sector de servicios de China se expandió en agosto a su mayor ritmo en tres meses. En Europa, sondeos mostraron que el crecimiento de la actividad empresarial en la zona euro fue algo más rápido de lo esperado el mes pasado.
Los inversores ahora esperarán una reunión del Banco Central Europeo la próxima semana. Los mercados esperan que el BCE baje sus tasas de interés, dentro de las medidas de los responsables para evitar una desaceleración causada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Por su parte, Christine Lagarde, la próxima presidenta del BCE, dijo que la entidad necesita mantener una política monetaria expansiva por un tiempo prolongado, pero debería realizar una revisión más amplia de dicho marco que también tome en cuenta los desafíos mundiales como el cambio climático.
Enfrentando golpes sin precedentes, el BCE se vio obligado a reinventar su grupo de herramientas en la última década y ahora ha agotado muchas de las medidas no convencionales a su disposición sin revivir la inflación a su objetivo de casi un 2%.
Y reconociendo que el mundo ha cambiado desde la última revisión del BCE de 2003, Lagarde afirmó que como la Reserva Federal y el Banco de Canadá, el BCE también debería realizar una revisión más amplia.