China accedió a “reducir y remover” los aranceles por debajo del nivel de 40% que cobra actualmente a los vehículos fabricados en Estados Unidos, dijo el presidente Donald Trump, en una tregua en la guerra comercial entre Washington y Pekín que alentaba a los mercados.
Trump y el presidente chino Xi Jinping acordaron suspender la aplicación de los aranceles durante la cumbre del G-20 en Argentina el fin de semana, declarando un alto al fuego tras meses de tensión.
Estados Unidos acordó no subir los aranceles más el 1 de enero y China comprará más productos agrícolas a agricultores estadounidenses de forma inmediata. Iniciarán discusiones para tratar la protección a la propiedad intelectual, barreras de comercio no arancelarias y robo cibernético.
Pero la Casa Blanca dijo además que los aranceles actuales de 10% sobre US$200.000 millones en bienes chinos subirían a 25% si no se lograba un acuerdo dentro de 90 días.
El domingo, Trump escribió en Twitter “China acordó reducir y remover los aranceles para los autos que ingresan a China desde Estados Unidos. Actualmente la tarifa es de un 40%”. El mandatario no dio detalles.
Los reguladores chinos no respondieron a las solicitudes de declaraciones sobre el que sería una potencial ventaja para las automotrices, como Tesla Inc y BMW, que arman sus vehículos en Estados Unidos para enviarlos a China.
Ninguno de los dos países había mencionado los aranceles sobre la importación de autos en sus textos oficiales tras la reunión de dos horas y media entre Trump y Xi.
En Pekín, el portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Geng Shuang, reiteró las declaraciones del canciller de Estado, Wang Yi, quien dijo el sábado en una rueda de prensa que la meta final era levantar todas las tarifas.
“El consenso al que llegaron los líderes de nuestros dos países es detener la imposición de nuevos aranceles y al mismo tiempo los líderes instruyeron a los equipos económicos de ambos lados que intensifiquen las negociaciones hacia la remoción de todos los aranceles que se han impuesto”.
La moneda, las acciones y las materias primas chinas subían pese a la incertidumbre. El promedio CSI300 de las acciones que cotizan en Shanghái y Shenzhen y el índice compuesto de Shanghái sumaron más de un 2,5% cada uno, ambos marcando su mejores resultados diarios desde el 2 de noviembre.
Sin embargo, analistas advirtieron que el pacto sólo compraría tiempo y que la economía china seguiría desacelerándose bajo una menor demanda doméstica. El acuerdo “no es un cese al fuego, es sólo una reducción de la escala”, dijo Paul Kitney, estratega de Daiwa Capital Markets.
La actividad de las fábricas de China creció levemente en noviembre, según una encuesta privada publicada el lunes, aunque los nuevos pedidos de exportación extendieron su declive en un nuevo golpe al sector ya afectado por las fricciones comerciales entre Pekín y Washington.
Los medios de comunicación estatales chinos acogieron cautelosamente la tregua. El tabloide Global Times, publicado por el diario People’s Daily, del Partido Comunista, advirtió que había que tener expectativas realistas.
“El público chino debe tener presente que las negociaciones comerciales China-Estados Unidos fluctúan. La perspectiva de reforma y de apertura de China reconoce que el resto del mundo hace las cosas de forma diferente”, indicó el lunes el Global Times.