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(Bloomberg). Cuando trabajaba como abogada corporativa en Nueva York, Zan Kaufman solía dar una mano con los ‘brunches’ del domingo en el restaurante de hamburguesas Zaitzeff de sus amigos en la Segunda Avenida.
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La presión incesante, los horarios prolongados –algo tenía que ceder. Dejó la abogacía y abrió su propio puesto de hamburguesas en Londres. Ahora, encontró una tienda en la capital británica que será su primera base permanente para Bleecker St. Burger y tiene planes de crecer.
Kaufman, de 35 años, que nació en Greenwich, Connecticut, se especializó en litigios en Paul, Weiss durante el período 2006-09 y más tarde en Jones Day. Lo que la liberó fue el amor.
“Me casé con un británico de modo que sabía que me trasladaría y quería abrir un lugar de hamburguesas antes de saber cómo eran las cosas aquí”, dijo en una entrevista en el local en el mercado Spitalfields, cerca al distrito financiero de la City de Londres.
Bleecker vende 300 hamburguesas diarias desde su puesto en el mercado, que también alberga cadenas de restaurantes. Su nueva tienda estará cerca. Según Kaufman, la competencia por hamburguesas de alta gama es grande: entre sus rivales figuran Patty Bun, Lucky Chip, Burger Bear, Mother Flipper, Street Kitchen y Honest Burgers.
Ni hablar de Shake Shack y Five Guys, que abrieron en el Covent Garden de Londres el 4 de julio el año pasado.
¿Qué diferencias hay entre Nueva York y Londres? “Arriba, están las dos en el mismo lugar”, dijo Kaufman. “Donde interviene la principal diferencia es en la hamburguesa media. En Nueva York, los restaurantes de hamburguesas son excelentes. Si se comparan los restaurantes de hamburguesas en Nueva York con los de aquí, la diferencia es grande. Nueva York lleva una gran ventaja”.
MENOS GOURMET¿Qué pensaría un neoyorquino de la hamburguesa londinense promedio? “Los neoyorquinos tienden a ser menos gourmet”, dijo. “Todos salen a comer pero la cuestión es más dónde comen y la atmósfera: es un entretenimiento. Tienen esa idea preconcebida de que la comida londinense es horrible y es difícil abandonarla”.
Los precios londinenses pueden llevarlos a pensar dos veces. La hamburguesa con queso estándar en Bleecker St. cuesta 6 libras (US$9,67); la doble está en 8,50 libras. La nueva Bleecker Black –que también trae morcilla Clonakilty- sale por 10 libras.
Si le gusta una rodaja de chorizo aplastada entre dos hamburguesas con queso, esta es para usted. Yo probé una en su nombre. Me la trajeron acompañada por Andry Fries –papas Maris Piper bañadas con queso azul y salsa caliente.
La hamburguesa era muy intensa y abundante, no lamento el tiempo que pueda quitarle a mi vida. Pero debería escribir más rápido si quiero asegurarme de terminar esto en el tiempo que me queda.
El socio comercial de Kaufman, Liam O’Keefe, dijo que Bleecker Black es una delicada alianza de su herencia cultural irlandesa con la estadounidense de Kaufman. A mí simplemente me pareció que era rica.
La carne proviene de The Butchery, en Bermondsey, que se especializa en ganado de razas autóctonas alimentado con pasturas, como Dexter, Belted Galloway, Hereford y White Park.
Existen tan pocos lugares en Londres que sirvan rápido hamburguesas de excelente calidad, que hay margen para crecer, dijo Kaufman.