El Club de Empresarios de China reúne a 46 de los más poderosos multimillonarios de ese país.
En la zona noroeste de Pekín, donde grandes corporaciones de tecnología han ubicado sus oficinas principales, se encuentra un edificio sin nombre.
En uno de sus pisos, dentro de oficinas muy modestas, está la sede de una organización fuera de lo común: un club al cual pertenecen varios multimillonarios.“Hay pocas cosas así en el mundo”, dice Steve Tappin, presentador del documental de la BBC sobre el Club de Multimillonarios de China.
Es difícil imaginar a 50 de los directores ejecutivos más importantes de Estados Unidos y Europa reunidos alegremente en un lugar, u organizando viajes juntos como un grupo“, agrega.
A ellos se les han sumado políticos, profesores y otros consejeros.
Varios de los miembros son realmente multimillonarios. En el grupo figura Guo Guangchang, una suerte de Warren Buffet chino, el magnate de los bienes raíces Wang Jianlin.
También sobresale Jack Ma, líder del gigante del comercio electrónico Alibaba, de quien se dice se ha convertido en el hombre más rico de esa nación asiática, desplazando a Wang.
¿QUÉ ES EL CEC?
El club ofrece un foro donde fundadores de compañías pueden reunirse y compartir ideas y consejos.
Desde que se formó en el 2006, la organización ha mantenido reuniones muy concurridas con regularidad.
El club ha viajado alrededor del mundo, y se ha reunido con presidentes y primeros ministros que desean aprender más sobre la elite empresarial de China.Y como es de imaginar, no es sencillo unirse a este selecto club.
Steve Tappin explica que hay pocas organizaciones como este club en el mundo.Los candidatos deben mostrar una sólida trayectoria exitosa y compartir los valores del club.
Dado que los emprendedores son extremadamente competitivos, ¿cómo pueden trabajar juntos?
La respuesta, según comenta Charles Chao, director general de la gigantesca firma de tecnología Sina, es que los miembros vienen de diferentes industrias, así que no compiten unos contra otros.
“El sólo hecho de pertenecer a la organización es todo un honor”, dice Chao.Incluso, cuando alguno de los miembros enfrenta dificultades, los otros salen en su ayuda.
Para Chao, esta actitud ha superado sus expectativas y es uno de los beneficios más importantes de ser miembro.
“Algunas veces la sociedad malinterpreta a los emprendedores, y tiene conceptos equivocados al respecto”, explica el cofundador del club, Liu Donghua, quien solía publicar una revista dedicada a promover personas que iniciaran negocios.
SER EMPRESARIO EN CHINA
Liu dice que una de las principales razones por las que fundó el club fue la de promover una mayor aceptación y entendimiento del sector privado dentro de la sociedad china.
Hoy en día, aun cuando China puede ser vista como un gigante económico, la historia del país todavía ensombrece la actividad privada.
Durante décadas la economía del país estuvo controlada por el Estado, entonces dirigido por el líder comunista Mao Tse Tung. El sector privado desapareció casi completamente.
La violenta y caótica Revolución Cultural de los 60 y 70 afectó severamente el tejido social, destruyendo valores como la confianza entre las personas.
Eso habría hecho muy difícil emprender un negocio incluso si se hubiese contado con condiciones para hacerlo en ese momento.
Por ello, cuando el gobierno chino comenzó su apertura económica en la década de los 80, la primera generación de empresarios enfrentó un duro escenario.A menudo eran recibidos con desconfianza.
“Hay un viejo dicho en nuestra cultura: no hay empresarios que no sea tramposo”, dice Joe Baolin Zhou, director ejecutivo de Bond Education.
“Todavía recuerdo en los 70 y 80 cuando muchas personas brillantes se sentían avergonzadas de convertirse en empresarios”, comenta Zhou.Pero, además de lidiar con reprobación social, los pioneros de sector privado también enfrentaron otras dificultades.
Liu Chuanzhi es fundador de la mundialmente conocida Lenovo, y gerente general del club.
Él cuenta que en esa época el Estado solía apoyar a compañías con privilegios especiales, como por ejemplo acceso a moneda extranjera, lo cual hacía que las nuevas empresas sufrieran una desventaja muy grande.
La situación ahora es muy distinta, pero a pesar de lo que demuestran estos multimillonarios algunos se preguntan cuánto puede durar esta situación.
“Los empresarios chinos han sobrevivido situaciones únicas como la intervención del gobierno, así como la percepción de que el Estado avanza tanto como el sector privado se retira, dice el millonario Huang Nubo.
“Los fundadores de compañías en China viven con la dificultad trabajar en medio de la enorme incertidumbre del mercado”.
FILANTROPÍA Y CAMBIO DE IMAGEN
La actitud de la sociedad también sigue siendo un reto.
“Los empresarios exitosos en China tienen un problema de imagen”, dice Kent Deng, profesor de historia económica en London School of Economics.
En su opinión, los líderes empresariales necesitan involucrarse en proyectos filantrópicos, a fin de contribuir a cambiar la percepción que existe sobre ellos.Algunos jefes de compañías están realizando más programas de caridad, entre los que destaca Nubo como uno de los que más donativos realizan.
Sin embargo, ¿esto será suficiente para persuadir al escepticismo público chino para que sea más amigable con la comunidad empresarial?
MÁS COMPROMISO EMPRESARIAL
“Creemos que las compañías privadas de cierto tamaño, como las nuestras, tienen la responsabilidad y obligación de ayudar a que el sector privado pueda disfrutar de un desarrollo más sano en China”.
Como la mayoría de los líderes empresariales chinos, los integrantes del club se niegan a hablar de o involucrarse en política.
“Cooperar no es una tarea imposible para los empresarios, pero eso demanda grandes habilidades”, dice Huang. En su oficina tiene un tiburón.
No obstante, algunos miembros estiman que los líderes de la organización tendrán una participación más amplia en la sociedad.
Deng Feng, fundador de Northern Light Venture Capital, comentó que él y otros miembros del club, están patrocinando un centro de estudios.
La idea de este equipo de expertos sería evaluar problemas sociales y del medio ambiente, como por ejemplo la contaminación.
Pero esta participación en la sociedad tiene un límite, advierte Huang.En su oficina hay un inmenso tanque de agua con un tiburón. Inicialmente había tres, pero el sobreviviente se comió a los otros dos.
“Cooperar no es una tarea imposible para los empresarios, pero eso demanda grandes habilidades”, concluyó.