“La curiosidad genuina por tratar de entender quién es esta persona que representa mejor que nadie el neoliberalismo en estos tiempos”.
Eso movió al periodista Diego Enrique Osorno a una titánica investigación de ocho años y más de 100 entrevistas para arrojar luz sobre uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim.
Osorno, de 35 años, acaba de publicar el libro “Slim. Biografía política del mexicano más rico del mundo”, en el que logra entrevistar al empresario y magnate mexicano durante siete horas, en tres encuentros que tuvieron lugar en su oficina en Ciudad de México.
El autor se mete en aspectos desconocidos en la vida de Carlos Slim, considerado por la revista estadounidense Forbes la segunda persona más rica del mundo, que no forman parte de su biografía “oficial” y que llevaron a que el empresario “minimice” algunos de esos aspectos.
“Él se escabulle, es políticamente correcto, ahí se refleja también lo escurridizo que es, lo habilidoso que puede ser”, le dice Osorno a BBC Mundo.
El padre del actual director del gigante Telmex, Héctor Slim Seade, integró el “grupo policíaco con más negra fama en la historia de México: la Dirección Federal de Seguridad”, escribe Osorno.
El autor asegura que no se ha investigado oficialmente la “posible ejecución extrajudicial” de un guerrillero que “antes de ser ejecutado estuvo declarando” ante el hermano de Carlos Slim.
El propio Slim le dice a Osorno: “A nadie de la familia le gustaba que estuviera en el gobierno. No te puedo decir muchas cosas, pero lo que sí te puedo decir es que (...) fue una gente muy honesta”.
Otro de los aspectos espinosos revelados es el del vínculo de su padre, Julián, con la polémica organización libanesa Al Kataeb, el Partido de las Falanges Libanesas, una organización de derecha acusada de matanzas en campos de refugiados en el Líbano.
Osorno asegura que el padre del empresario era “seguidor”, a lo cual Carlos Slim responde: “Mi papá, no mucho, no creo”.
“Sí, tengo una foto de una bienvenida que les ofreció”, continúa el periodista.
“Lo que hemos visto (...) es que mi papá no era un radical, para nada (...) no era un activista ni mucho menos”, replicó Slim.
Estos dos elementos, apunta Osorno, no están mencionados en la biografía “oficial” de Carlos Slim en su página web, por lo que considera relevante haber escarbado en ellos.
“No estaban contados, estaban ocultos, y me parece que ayudan a complejizar al personaje”, le dice a BBC Mundo.
Otro de los aspectos expuestos es el de un momento crítico en su vida ocurrido en 1997 en el Texas Heart Institute, donde acudió para que le cambiaran una válvula del corazón.
En la operación sufrió una hemorragia que fue controlada luego de que se utilizaran 31 bolsas de sangre.
Pero por un momento se temió lo peor. “Me habían contado que lo habían declarado muerto”, explica Osorno, “finalmente él me lo dijo, 'sí, sí, es verdad'”.
Un médico argentino, se cuenta en el libro, fue el que lo “saca adelante”. “Seguramente me dejaron en el cuarto pensando que ya no me iba a recuperar (...) son experiencias dolorosas”, narra Slim, quien por ese entonces tenía 57 años.
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La investigación
Osorno, también autor de “El cártel de Sinaloa”, “La guerra de los Zetas”, “Nosotros somos los culpables” y “Oaxaca sitiada”, entre otros libros, no estaba acostumbrado a investigar al poder a este nivel.
Tomó la decisión entonces de hacer el “periodismo más básico”. Esto implicaba determinar quiénes podían darle información sobre el personaje en cuestión y buscarlos.
Aunque logró más de 100 entrevistas, dice que fueron más los rechazos, incluidos los de otros de los hombres más ricos del mundo, como Warren Buffet y Bill Gates.
“No es nada fácil reportear sobre el poder en un país como México; es un espacio tan reducido donde ellos se conocen, donde ellos se protegen, donde hay una omertá (ley del silencio) para cuidar sus intereses, pero finalmente a costa de paciencia, de insistir, se fueron abriendo algunas fuentes”, afirma.
Sin embargo se sorprendió con el acceso que terminó teniendo, al punto de lograr entrevistas off the record con varios expresidentes mexicanos que terminó dejando fuera para evitar “leyendas y rumores que en lugar de generar luz sobre el personaje siguiera generando más confusión y más sombras”.
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Los encuentros con “El ingeniero”
Osorno pensaba publicar su investigación sin contar con la versión del magnate, así fue que ,cuando lo llamaron de la oficina de Carlos Slim hace unos meses, cuatro años después de haber solicitado la entrevista, no entendía a qué se referían.
“El ingeniero le va a dar una cita para contestar sus preguntas”, le dijeron por teléfono.
“¿A qué ingeniero se refiere?”, recuerda, entre risas, que dijo Osorno.
Al llegar a la entrevista con un temario y un maletín cargado con documentos, una de las primeras cosas que Slim le dijo fue que no pusiera “demasiadas mentiras” y que la biografía oficial la estaba escribiendo él.
Finalmente, se reunirían otras dos veces en su oficina, en las que Osorno aprovechó para anotar los títulos de 130 libros que Carlos Slim tiene en su biblioteca, cuya lista aparece publicada al final del libro.
Uno de los aspectos de la forma de manejarse de Slim que más lo sorprendió fue que fuera alguien “tan calculador” y que “tuviera este control permanentemente de las situaciones más mínimas”.
Y menciona como ejemplos las conversaciones que mantuvo con empleados en obras, que le contaron cómo había recibido una llamada de Slim para reclamar por una perforación mal hecha o por gotera en un hotel de tres estrellas que había comprado en el Centro Histórico de la capital mexicana.
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¿Es Slim una buena persona?
¿Es uno de los hombres más ricos del planeta una buena persona? Es uno de los temas que aborda el libro de Osorno.
“Era una pregunta que me iba haciendo porque el tema de la filantropía me parece un tema fundamental”, explica el periodista.
“¿Cómo mides la generosidad de alguien? Su filantropía evidentemente me parece no es una gran filantropía, es muy limitada en comparación con la de Buffett o la de Gates. Quizá esté inventando una nueva filantropía latinoamericana pero no creo”.
Carlos Slim, cuya fortuna se estima en US$77.000 millones, explica en el libro su visión sobre la filantropía al asegurar que “todo el dinero que puedan donar las personas no es funcional, no resuelve nada”.
“¿Por qué no se comprometen ellos? ¿Por qué no dan su tiempo?”, se pregunta.
Para asegurar que no cree que Slim haya sido positivo para México, donde el 46,2% es pobre (55,3 millones de personas), Osorno cita la página 62.
Allí menciona un estudio en el que se asegura que entre 2005 y 2009 el monopolio de las empresas de telecomunicación del empresario había significado una “pérdida de bienestar” para los mexicanos superior a los US$129.000 millones, alrededor del 1,8% del Producto Interno Bruto (PIB) anual.
En ese sentido Osorno, quien que Slim no merece la definición de “mero tacaño”, espera generar debate y reflexión sobre la desigualdad y la filantropía en México, pero se encarga de subrayar algo que menciona en la biografía.
“No quería hacer un libro que lo linchara a Slim ni que tampoco lo glorificara”, explica Osorno. “Entonces le dejo al lector conectar o no las cosas”.