Los inversores observarán la próxima semana las minutas del último encuentro de la Reserva Federal (FED) estadounidense y un discurso programado de su presidente, Jerome Powell, para tratar de anticipar si el banco central será más estricto con las tasas de interés este año.
Las autoridades de la FED están enfrentadas sobre elementos básicos de la política monetaria. Sin embargo, en general coinciden en que en junio deberían aplicar una nueva alza de tasas, que sería la segunda de tres en 2018. Pero varios analistas ven un enfoque aún más riguroso.
“La inflación tiene más potencial alcista, lo que significa que es más probable que la FED suba (las tasas) cuatro veces este año, contra lo que el mercado estaba descontando hace un mes, que era dos o tres veces”, dijo Jon Mackay, de Schroders North America en Nueva York.Los datos estadounidenses han continuado entre moderados y robustos en semanas recientes, en contraste con los países europeos, donde la expansión se enfrió en el primer trimestre. Esto impulsó una fuerte subida de los rendimientos de los bonos del Tesoro y del dólar, impactando en los activos de riesgo.
Las nuevas señales sobre la dirección de la economía provendrán de las actas de la reunión de mayo de la FED, donde dejó sin cambios la política monetaria. En tanto, Powell hablará en una conferencia en Estocolmo junto con sus pares del Banco de Inglaterra y del Banco de Finlandia.En materia de indicadores, los mercados seguirán los informes preliminares de gerentes de negocios para este mes. De acuerdo con los sondeos de Reuters, mientras que el índice manufacturero Markit de Estados Unidos mostraría niveles sólidos, el de la zona euro estaría en mínimos de un año.
Por el lado de la política, Washington y Pekín reanudan las negociaciones comerciales, aunque se espera poco ruido de esos encuentros en comparación con la turbulencia que causaron este año los anuncios del presidente estadounidense Donald Trump de medidas para reducir el déficit comercial bilateral.Turquía persiste en el centro de las preocupaciones de los inversores más allá de los países desarrollados, a medida que crece el intervencionismo del gobierno del presidente Tayyip Erdogan. Los temores por el populismo se extendieron también a Italia y su nuevo gobierno.