Ya sabes cómo es. Cada vez que compras un producto o un servicio en la calle o por internet, recibes una factura que detalla el precio de aquello que adquieres y el monto que se le añade en concepto de IVA (impuesto al valor agregado), conocido en Perú como IGV (Impuesto General a las Ventas). Y tú pagas por todo eso.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Ese “extra” puede parecer poco dinero o no, dependiendo del país y del tipo de mercancía. Pero si sumas todo lo que compras en un mes, es bastante lo que terminas gastando en IVA (IGV), un tributo que afecta directamente tu bolsillo.
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En las últimas semanas se ha hablado mucho de este impuesto al consumo a raíz del fuerte aumento del 13% al 23% aplicado en Grecia, que ha golpeado a la gente común en una nación ya afectada por una profunda crisis económica.
Sin embargo, en algunas partes de América Latina el fisco cobra un IVA (IGV) similar al griego, tras una serie de incrementos registrados en los últimos tiempos.
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“Muchos países de la región están siguiendo la tendencia mundial de aumentar el impuesto o ampliar los sectores a los que se aplica”, le explica a BBC Mundo Lucio Giaimo, analista tributario de la consultora internacional KPMG basado en Buenos Aires.
Giaimo apunta que Argentina, por ejemplo, recientemente empezó a cobrar IVA a los servicios en general, que antes no estaban gravados. Pero no es el único caso.
Uruguay reinstauró el impuesto a la compra de carnes blancas (pollo, cerdo y cordero) luego de siete años de exenciones. Y Puerto Rico, que actualmente no cuenta con un régimen de IVA, lo introducirá en 2016 con una tasa de 11,5%. En otras palabras, estamos hablando de alzas de precios para los ciudadanos de a pie.
CÓMO NOS COMPARAMOS CON EL RESTOEntonces, ¿pagamos más o menos impuesto al valor agregado en América Latina que en el resto del mundo? ¿Y en qué países de la región se exige más a nuestros bolsillos?
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Según datos de Baker & McKenzie, una firma legal que asesora a compañías globales, el promedio del IVA que se cobra a nivel mundial es de 15%. Y la media de América Latina está por debajo de ese porcentaje: 9%.
Sin embargo, el panorama cambia cuando se consideran los casos particulares.Así, buena parte de los países de la región (8 en total) se encuentran por encima de la media global.
Uruguay (22%) y Argentina (21%) son las naciones de América Latina donde los consumidores pagan más IVA, con índices similares a los de muchos Estados de la Unión Europea.
Mientras que Paraguay (10%) y Panamá (7%) son los países que menos exigen a las carteras de los compradores. Cuba es un caso aparte, ya que es la única nación de la región en la que no se aplica el IVA. A continuación, la lista completa:
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¿Y EL IVA MÁS CARO DEL MUNDO?Lo que queda claro es que los porcentajes de IVA de los países de América Latina están lejos de los índices máximos y mínimos en el resto del mundo.
Según la base de datos internacional sobre impuestos VATLive, actualizada al minuto, la nación que tiene el tributo más alto del planeta es una que en el pasado perteneció a la órbita soviética: Hungría (27%). Le siguen Dinamarca, Noruega, Suecia y Croacia (25%), y Finlandia, Islandia y Rumania (24%).
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En el selecto grupo de los que cobran 0% de IVA figuran naciones tan diversas como Omán, Qatar, Siria, Tanzania, Gambia y Bután. Yemen (2%), Corea del Norte (2%-4%), Nigeria (5%) y Tailandia (7%), entre otros, también ocupan la parte inferior del ranking.
TABACO, SALUD, CELULARES...BBC Mundo hizo un relevamiento de los distintos regímenes impositivos en América Latina para ver por cuáles productos y servicios los consumidores deben pagar más IVA que el general, o bien tienen descuentos y exenciones.
Si se piensa exclusivamente en el bolsillo de la gente común, la conclusión es que las reducciones son pocas y los “perdones” casi nulos.
► En algunas naciones la gente debe abonar un IVA mayor que el estándar por el tabaco y las bebidas alcohólicas (por ejemplo: Chile, República Dominicana, México, Panamá).
► En otros se paga más por la telefonía celular y los servicios de internet (Honduras), o por los productos de lujo (de nuevo Chile).
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► En cambio, hay países en los que hay reducciones del IVA para la atención médica, los medicamentos, los alimentos o los servicios de enseñanza (Colombia, Uruguay, Venezuela).
► O bien en los que hay descuentos por el suministro eléctrico (Costa Rica), las telecomunicaciones (México) o los bienes inmuebles (Paraguay).
► Exenciones al pago del IVA (0%) no hay muchas en la región.
► Los ejemplos más llamativos son los del transporte público (Perú) y la venta de hidrocarburos (Venezuela), entre otros. En este último caso, se trata sólo de combustibles producidos por Pdvsa o empresas mixtas.
Por lo general, la decisión sobre qué bienes y servicios pagan más, menos o ningún IVA depende de la política económica de cada gobierno: a qué franja de la población desea beneficiar y a qué sector productivo quiere apoyar.
“FÁCIL DE RECAUDAR”, PERO “REGRESIVO”El analista de KPMG Lucio Giaimo le dice a BBC Mundo que la razón por la que América Latina ha seguido la tendencia global de aumentar o extender el IVA es porque se trata de un tributo fácil de recaudar.
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“Los gobiernos saben que es mucho más sencillo y eficaz cobrarles a un gran número de consumidores que a un puñado de grandes empresas”.
Y los resultados están a la vista, añade: “En América Latina hay países como Argentina en los que el IVA representa un 30% del total de la recaudación fiscal. Eso es mucho”.
Claro que, desde la perspectiva de la gente común, el IVA es considerado un tributo “regresivo” y hasta “injusto” para algunos, ya que lo pagan todas las personas que hacen compras -y todas el mismo monto- sin importar su nivel socio-económico.
Giaimo afirma que otra tendencia destacable en nuestra región es que los fiscos recurren cada vez más a la tecnología para mejorar el cobro de este tributo; por ejemplo, mediante el uso de la facturación electrónica y un mejor manejo de los datos de los contribuyentes.
“Como consecuencia, en algunas partes de América Latina está disminuyendo la economía informal, la venta de productos y servicios sin factura”, apunta.
No obstante, durante la III Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo realizada a mediados de julio en Addis Abeba, expertos tributarios advirtieron que la situación aún dista de ser ideal en los países de la región.
Dijeron que los gobiernos latinoamericanos, si bien mejoraron su recaudación impositiva en general, siguen enfrentando el problema de la evasión del IVA, que oscila entre el 17% y el 37% del total de contribuyentes.
Sea como fuere, la mayoría de los consumidores que sí pagan el IVA deberían estar preparados, según los analistas. Porque si los gobiernos de América Latina apuestan cada vez más a este impuesto como una manera fiable y eficiente de llenar sus arcas -siguiendo lo que sucede en otras partes del mundo-, podrían esperarse más aumentos del tributo o más productos afectados por él.
¿UN TRIBUTO “INJUSTO”?► El IVA es un impuesto al precio de compra. Es una carga fiscal sobre el consumo que es financiada por la persona que adquiere un producto o un servicio.
► Si bien repercute directamente en nuestros bolsillos, los contadores lo consideran un tributo indirecto: el fisco no lo recauda directamente de quien lo paga -cada uno de nosotros-, sino de quien actúa como vendedor en el momento de la transacción comercial.
► Salvo el consumidor final, el resto de los eslabones de la cadena comercial (el fabricante, el intermediario, el negocio en la calle) pueden descontar el IVA de su factura impositiva, de modo que no incide en sus costos.
► Desde la perspectiva de la gente común, el IVA es considerado un tributo “regresivo”, ya que lo pagan todas las personas que hacen una compra sin importar su nivel socio-económico.
► El IVA fue introducido por primera vez en Francia en 1954, si bien la idea fue sugerida mucho antes, en 1918, por el industrial alemán Wilhelm von Siemens.