La polémica generada por el best seller “El capital en el siglo XXI” del economista francés Thomas Piketty sobre el aumento de la desigualdad global sigue protagonizando los debates económicos en el mundo.
A la dura crítica que pubicó el Financial Times la semana pasada ahora se sumó la respuesta del propio economista y la del semanario The Economist, que salió en defensa del francés.
Según Chris Giles, editor económico del Financial Times, Piketty comete errores en las proyecciones que hace para épocas en las que no había información, en el método que usa para distintos países y en un uso tendencioso de las estadísticas para probar su principal tesis, que la riqueza ha aumentado a mayor velocidad que el crecimiento económico en los últimos 300 años con un fuerte incremento de la desigualdad.
En una carta de respuesta al periódico británico, Piketty defendió sus conclusiones.
“Tenemos que trabajar con la información que hay que es muy heterogénea: datos sobre la herencia, la propiedad, escasa información sobre la propiedad y riqueza y las declaraciones impositivas. A estos datos hay que hacerles además ajustes para homogeneizar las comparaciones entre distintos países. De hecho, es posible que mi estimación de la concentración de la riqueza sea conservadora y que la realidad sea peor de lo que he medido”, señala Piketty.
IMPACTO Y POLÉMICA
-
El libro fue publicado en inglés el pasado 10 de marzo y trepó al número uno de las obras más leídas de Amazon en abril, hecho más que sorprendente si se tiene en cuenta que tiene más de 650 páginas, lleno de datos y estadísticas.
Su impacto fue comparado con el que tuvo Adam Smith en el siglo XVIII, Karl Mark en el XIX y John Maynard Keynes en el XX, pero fue el corolario de la tesis fundamental del libro el que más contribuyó a la polémica.
Si el análisis histórico de Piketty es correcto, el capitalismo tiene una falla sistémica: produce una creciente desigualdad.
Este diagnóstico fue virulentamente criticado por importantes sectores de la prensa de derecha anglosajona, desde The Wall Street Journal del grupo Murdoch hasta el británico Daily Telegraph.
Pero es la crítica del Financial Times, enfocada en la base de datos de Piketty, la que puso en tela de juicio el valor mismo del libro.
En su defensa salió el viernes pasado The Economist, un medio de indudable filiación capitalista.
“La repercusión por la crítica del Financial Times contenía cierta apenas disimulada satisfacción de los detractores de Piketty, muchos de los cuales no han leído el libro. La mayoría de los datos recogidos por Piketty y otros economistas han sido usados para crear el 'World Top Income Database'. Este trabajo no ha sido cuestionado. Hay un par de errores que parecen ser de transcripción o de ajustes hechos a datos que requieren una evaluación del investigador”, señala el semanario británico.
En gran medida los ataques a “El capital en el siglo XXI” se deben a que, si las premisas del libro son correctas, las implicaciones a nivel de política económica son claras.
Según Jorge Gaggero, miembro fundador de Tax Justice en América Latina, hay una clara puja de intereses en torno a la polémica.
“Es lógico que un libro de casi 700 páginas de ese alcance, escrito por alguien de formación neoclásica, que rechaza las fórmulas matemáticas para recuperar una visión histórica de la economía, sucite esta crítica de los que están interesados en sacar el tema de la agenda global”, indicó a BBC Mundo.
¿PIKETTY SUBESTIMA LA DESIGUALDAD?
Otra crítica que se le ha hecho al libro es que, en realidad, subestima la desigualdad al utilizar un cálculo muy conservador de la riqueza en paraísos o guaridas fiscales.
En su trabajo, Piketty se basa en los datos de otro investigador de la Paris School of Economics, Gabriel Zucman, quien calcula en unos US$8 billones la riqueza oculta en las guaridas fiscales.
El estudio de Zucman se basa en los datos disponibles de estudios macroeconómicos (balanza de pagos, por ejemplo) y solo incluye activos financieros, dejando afuera otro tipo de riqueza (yates, obras de arte, etc).
Según un informe de James Henry, profesor del Centro para la Inversión Internacional Sostenible de la Universidad de Columbia, sobre la riqueza oculta (“The price of offshore revisited”), Piketty incurre en una subestimación que minimiza la desigualdad real planetaria.
“Hay unos US$21 billones ocultos en guaridas fiscales. La mitad de esta suma está en manos de las 91.000 personas más ricas del mundo, un 0,001% de la población mundial, que controla una tercera parte de toda la riqueza mundial. Pero más allá de este error sobre el monto y crecimiento de esta riqueza oculta, que el mismo Piketty ha admitido, los cuestionamientos que se le han hecho son triviales ”, indicó Henry a BBC Mundo.
En su carta al Financial Times, el mismo Piketty reconoce la necesidad de una mejor contabilización de esa riqueza oculta.
“En realidad es muy posible que mis propias estimaciones no tomen plenamente en cuenta la riqueza offshore o en paraísos fiscales, algo que profundizaría la desigualdad”, señala el economista.
En medio de la polémica una cosa es indudable: el trabajo de Piketty ha estimulado una nueva camada de investigaciones sobre el tema.
“En los últimos 10 años ha habido un creciente interés sobre la desigualdad, pero ninguno con un aporte tan abarcativo como el de Piketty. Esto está abriendo puertas a nuevas investigaciones que mejorarán los datos y la información”, indicó a BBC Mundo Gaggero.
Sin embargo, de ahí a un cambio de política global hay un largo trecho.