“Si el horario de nueve a cinco ya no aplica, porque el trabajo hoy se puede realizar en cualquier lado y momento, ¿por qué tendría que aplicar las estrictas políticas de vacaciones anuales?”. Es la lógica de sir Richard Branson, el fundador de Virgin Group. Se trata de una sentencia publicada la semana pasada en su página web. En ese sentido, anunció que otorgará a 170 empleados de su oficina central las vacaciones que quieran, siempre y cuando no afecten las operaciones de la empresa.
Esta política no es necesariamente inspiración de Branson. Netflix, el servicio de ‘srtreaming’, ya la aplica, apuntando a que con ello la productividad y, sobre todo, la creatividad de su personal aumenten, y así ha sucedido.
Pero lo que sí se puede reconocer a Branson es su espíritu de innovación, no solo para las políticas laborales de su empresa, sino para su vida y el buen manejo de sus negocios. No en vano este inglés, que empezó en estas lides a los 16 años, hoy tiene un imperio que va desde la producción de discos hasta el lanzamiento de satélites espaciales, pasando por una aerolínea, todo bajo el sello Virgin, que ha sido su insignia de la buena suerte.
Este ejecutivo, quien cuenta con un patrimonio de US$4.000 millones, es permisivo a nuevas ideas y sobre todo a innovaciones; se hace rodear de científicos, de jóvenes creativos y sostiene largas conversaciones hasta involucrarse en sus ideas, para luego postularlas en sus empresas. La mecánica le ha resultado.
Pero regresando a las vacaciones indefinidas. Branson solo ha aplicado este principio a su oficina central y no a los 50.000 empleados que forman parte del grupo. Evidentemente, todos están atentos a que el sistema funcione en los primeros 170 y que, después, sea masivo, más aun por la convicción con la que hizo el anuncio.
“El empleado tiene la capacidad de decidir cuándo él o ella desea tomarse unas horas, un día, una semana o un mes de descanso con el supuesto de que solo lo hará cuando se sienta 100% seguros de que ellos y su equipo están al día en todos sus proyectos”, indicó Branson.
Algunos expertos criticaron el anuncio como un truco publicitario para el próximo libro que edita el ejecutivo. De ser cierto y de estar convencido, Branson debería aplicar la idea de la misma forma audaz con que la anunció y llegar a todos sus empleados. La gran pregunta es: ¿Realmente se atreverá?