(Bloomberg). Los efectos económicos del ébola en África resultan difíciles de poner en cuarentena incluso en los 49 países de un total de 54 que no se encuentran afectados por el virus.
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Se cancelan los eventos empresariales, los inversores internacionales no aceptan viajar y las multinacionales están en alerta máxima. Ayer el Fondo Monetario Internacional rebajó su pronóstico de crecimiento económico para este año en el África subsahariana de 5,5% a 5%, en parte debido a las “consecuencias económicas que comienzan a materializarse” por el brote.
La onda expansiva constituye un nuevo desafío para el progreso económico de África, que tiene una fuerte dependencia de la inversión extrajera y es vulnerable incluso a turbulencias leves. Los líderes empresariales y políticos dicen que el virus pone nerviosos a los socios extranjeros y, en algunos casos, incide en los balances finales.
“En general, todos los inversores están preocupados”, dijo Peter Sullivan, máximo responsable ejecutivo de la empresa australiana Resolute Mining Ltd., que extrae oro en Mali, que linda con Guinea, castigada por el ébola. “En algunos de ellos, lo que se ve es ciertas presunciones sobre la posibilidad de que uno sufra un impacto significativo como resultado de un brote”.
Ningún país siente el impacto psicológico de la enfermedad más que Nigeria, el país con mayor número de habitantes de África. Con un producto interno bruto de más de US$500.000 millones, registró veinte casos y ocho muertes. Aunque ayer Nigeria fue declarada libre de ébola por la Organización Mundial de la Salud, dado que no hay casos nuevos desde el 8 de septiembre, el estigma permanece.
EVENTO CANCELADO
The Bobby Taylor Company, firma de comunicaciones de Lagos, debió cancelar un evento para unos 150 aficionados a la música de los Estados Unidos, Nigeria y Sudáfrica a fin del mes pasado por el temor al ébola.
“El hecho de que Lagos esté libre de ébola decididamente es algo de lo que podemos jactarnos pero todavía hay cierto resabio de preocupación en la gente, el estigma que deja que lo hayamos tenido”, dijo el máximo responsable ejecutivo Bukky Karibi-Whyte. “¿Cómo se hace para convencer a alguien de que la enfermedad no lo va a tocar?”.
Los efectos del ébola llegaron a la cima del mundo empresarial nigeriano, que está buscando inversiones internacionales para reacondicionar los puertos, construir centrales eléctricas y levantar rascacielos frente a la costa para la floreciente clase alta de Lagos.
Dangote Group, el imperio empresarial de Lagos que controla el multimillonario Aliko Dangote, el mes pasado canceló la visita de unos inversores internacionales a fábricas de cemento y azúcar de la ciudad y sus alrededores. Algunos habían dicho estar preocupados por el ébola. El viaje no ha sido reprogramado. Dangote no accedió a formular más declaraciones.
RECUPERACIÓN PROLONGADA
Muchas organizaciones extranjeras “no distinguen entre las zonas de alto y bajo riesgo y toda África occidental se ha visto perjudicada como resultado de ello”, señaló Charles Laurie, responsable de África en la consultora de riesgo de Bath, Inglaterra, Maplecroft. Por ese motivo, agregó, “la recuperación económica de la región muy probablemente sea un proceso prolongado”.
Los tres países que todavía luchan contra el virus -Guinea, Sierra Leona y Liberia – tienen un producto interno bruto total más pequeño que el de Afganistán y están ubicados en el extremo oeste de un continente de 4.500 millas (7.200 kilómetros) de ancho.
Esto puede no impedir que los inversores que no conocen la diversidad de los 54 países de África reaccionen desproporcionadamente a las noticias negativas.
“La psicología tiene un papel enorme y esto ha adquirido vida propia”, explicó Michael Marshall, cuya firma Atago Pacific Partners asesora en materia de inversiones en el África subsahariana. “Nuestras inversiones de largo plazo no se interrumpen. Las cifras, los datos demográficos y todo lo que hace de África un lugar atractivo siguen en pie”.
LA REGIÓN MÁS CASTIGADA
En el corto plazo, el daño se siente tanto al lado de la región más castigada como en áreas más alejadas, dijo el Banco Mundial en un informe emitido este mes en el cual se trata de cuantificar la incidencia económica total de la epidemia. Senegal, que según dijo la OMS la semana pasada está libre de ébola, y Costa de Marfil, que no ha tenido casos, están perdiendo actividad comercial por cerrar sus fronteras a los países afectados, por ejemplo.
En Gambia, país de pintorescas playas y palmeras que depende del turismo y está rodeado por Senegal, las reservas hoteleras cayeron un 65% debido al temor al virus, decía el informe. La desgracia geográfica de Gambia es estar situada a pocos cientos de kilómetros de la frontera senegalesa con Guinea.
En Lagos, una metrópoli de más de 20 millones de habitantes, los primeros informes de los centros comerciales y las tiendas “indican que hay una caída reciente significativa de la demanda, a veces en el rango de 20% a 40%”, indicó la institución de préstamo de Washington. El banco calcula que, en el peor de los casos, el ébola podría eliminar unos US$33.000 millones del PIB de la región, que se calcula en US$750.000 millones para 2014, para fin del año que viene.
Sin embargo, es improbable que el auge económico de África se vea afectado de manera significativa incluso después del estallido más grande de una enfermedad temible. Gracias a los proyectos de recursos, la mejora gradual de la infraestructura y el dividendo demográfico de una población creciente, el África subsahariana compite con Asia por el primer puesto del mundo en crecimiento desde hace una década.
La economía combinada de la región crecerá 5,8% el año que viene, en tanto Nigeria, Zambia y Tanzania se expanden 7% o más, dijo ayer el FMI, y no faltan las noticias positivas sobre inversiones.