AUGUSTO TOWNSEND K. Editor central de Economía Negocios
Como si no hubiera salido del país. Ayer asistí a la conferencia sobre el surgimiento de la clase media latinoamericana en las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial (BM), y fue como si hubiera visto exactamente la misma discusión que, de un tiempo a esta parte, veo en el Perú.
Por un lado, señales inequívocas de que las cosas han mejorado. Hasan Tuluy, vicepresidente del BM para América Latina, dijo que la clase media ya superó en tamaño a la población pobre. Luego su jefe, Jim Yong Kim, afirmó que el crecimiento económico explica dos terceras partes de la reducción de la pobreza y tres cuartas partes de la expansión de la clase media. “Los sistemas políticos deben entender lo que implica el surgimiento de esta clase media y adaptar sus políticas a ello”, recomendó, a su turno, Enrique Iglesias, secretario general iberoamericano.
Sin embargo, la presidenta del Center for Global Development, Nancy Birdsall, cuestionó que se calificara como clase media cualquier hogar con ingresos diarios menores a US$10. Consideró más apropiado hablar de una nueva categoría de pobres, con lo cual coincidió el ministro de Hacienda de Uruguay, Fernando Lorenzo. Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, señaló por su parte que no han sido las clases medias las que han salido a protestar últimamente, sino las clases bajas.
Yo creo que el fenómeno es indubitable, pero frágil. Consolidémoslo.