No falta mucho tiempo para que los vehículos eléctricos (VE) transformen las calles de Lima, y también la faz de los centros comerciales, que se convertirán en las estaciones de servicios del futuro, reemplazando a las gasolineras.
No se trata de una utopía, sino del futuro que visualiza ABB, poseedora del portafolio de cargadores para VE más grande del mundo.
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“Podemos imaginar a Ripley o Saga ofreciendo recargas eléctricas gratis por cada S/100 de consumo”, comenta Edwin Zorrilla, gerente de negocios de movilidad eléctrica de la multinacional sueca. ¿Cómo se explica esta transformación?
PRIMERAS ELECTROLINERAS“No nos percatamos, pero la recarga vehicular está restringida a las gasolineras, porque estas concentran el stock de combustibles, en celdas camufladas bajo tierra”, anota Zorrilla.
El advenimiento de la electromovilidad modificará este escenario al posibilitar que la recarga se efectúe en cualquier punto donde exista un tomacorriente: domicilios, oficinas, edificios, estacionamientos o centros comerciales. ¿Qué falta para que este nuevo paradigma se asiente en el Perú? Lo principal, según Zorrilla, es que el Gobierno publique la reglamentación para estaciones de recarga eléctrica (electrolineras), que debería estar lista este mes.
“El reglamento permitirá que cualquier empresa pueda expender energía en una electrolinera, aún sin ser una empresa eléctrica. Por ejemplo, un centro comercial”, explica.
Las electrolineras permitirán efectuar recargas a un costo de US$3, en promedio, suficiente para garantizar un recorrido de 150 km.Según el análisis de ABB, esto representa un ahorro de 80% en relacion al diésel y de 66% en relación a las gasolinas, pero de solo 50% en comparación al gas natural.
CARGA RÁPIDALa competencia con el gas natural es, en opinión de Zorrilla, el principal desafío que enfrenta la electromovilidad en el Perú.Para superarlo, el especialista plantea apostar por estaciones de carga rápida, un modelo que no ha llegado aún al país (los pocos buses que han arribado son de carga lenta).
“En Chile la carga lenta (3-4 horas) funciona porque ellos no compiten con el gas natural sino con el diésel”, apunta Zorrilla.Señala que los equipos de carga rápida (5-20 minutos) permitirán que los vehículos (buses o taxis) trabajen más horas, posibilitando un retorno más rápido de la inversión.
“En el Perú debemos ser más eficientes, maximizando las horas de operación y bajando el costo de adquisición, para que al transportista le sea rentable cambiar de matriz o nos quedaremos en pilotos toda la vida”, advierte el ejecutivo.