If it ain't Boeing, I ain't going (“Si no es un Boeing, no viajaré”) es una frase que revela una predilección por volar en aeronaves fabricadas por el gigante de la aviación estadounidense Boeing.
Se cree que la frase fue acuñada a finales de la década de 1950, cuando la compañía puso en operación el modelo 707, su primer jet comercial.
Desde entonces, esta empresa se consolidó junto a la europea Airbus como una de las principales referencias de la industria y como un gran éxito empresarial.
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Hace apenas diez días, sus acciones eran destacadas por Forbes como las que habían tenido mejor desempeño en el índice Dow Jones en la última década: entre el 1 de marzo de 2009 y el 1 de marzo de 2019 aumentaron su valor en un 1.307%.
Eso fue justo una semana antes de que, este pasado domingo, se registrara el accidente de un Boeing 737 MAX 8 de Ethiopian Airlines en el que perdieron la vida 157 personas.
El suceso arrojó dudas sobre la seguridad de un modelo nuevo, que apenas entró en operación comercial en 2017 y que desde entonces se convirtió en el avión más rápidamente vendido en la historia de Boeing.
Aunque las investigaciones sobre el accidente de la aeronave que cayó a tierra poco después de despegar de Adís Abeba (Etiopía) con rumbo a Nairobi (Kenia) apenas comienzan, las similitudes con el siniestro de otro avión del mismo modelo de la aerolínea Lion Air ocurrido en octubre pasado en Indonesia encendieron las alarmas.
Más allá de la tragedia humana, las consecuencias empresariales del accidente del domingo empiezan a afectar las perspectivas económicas de Boeing.
ATERRIZAJE FORZOSOTras el accidente de Ethiopian Airlines, más de 20 aerolíneas -como Aeroméxico y Aerolíneas Argentinas- retiraron este modelo de avión de su flota.
Por su parte, más de una decena de países -incluidos Estados Unidos, Canadá, China, Australia, Reino Unido y Singapur- anunciaron que suspendían el uso de este modelo. También la Unión Europea cerró su espacio aéreo para estos aviones.
Boeing, por su parte, informó este miércoles que decidió recomendar dejar en tierra temporalmente su flota mundial del modelo 737 MAX por “precaución” y “con el fin de tranquilizar al público”.
La empresa siguió ratificando su “plena confianza” en la seguridad del modelo aunque alegó que, tras varias consultas con autoridades aeronáuticas y de transporte de EE.UU., había decidió recomendar a las aerolíneas que dejen en tierra los 371 aviones MAX que están en servicio en todo el mundo.
Esta convulsa situación se vio reflejada en la cotización de la empresa en la bolsa de valores. El lunes, el valor de sus acciones cayó un 5,4% y el martes tuvieron otro descenso del 6,13%, lo que implicó una pérdida de US$26.600 millones en su capitalización.
Este miércoles, sus valores volvieron a caer de forma pronunciada hasta los US$366 por acción (unos US$56 menos del valor que tenían antes del accidente del fin de semana). Sin embargo, se recuperaron hacia el final de la jornada para cerrar en US$377, registrando una ligera alza del 0,4% en comparación con su cotización del martes.
TURBULENCIASPero ¿cuánto puede afectar esta crisis a Boeing?
Pese a lo que podría pensarse por la cantidad de titulares que está cosechando esta crisis, el efecto puede ser moderado.
Según estimaciones de Sheila Kahyaoglu, analista de Jefferies Aerospace & Defense, si se llegara a paralizar la producción y entrega de estos aviones durante dos o tres meses con motivo de esta situación se registraría una caída de un 5% de los ingresos de la compañía para 2019.
En una entrevista con Bloomberg, la experta destacó que en enero pasado las órdenes de compra de este modelo de avión ascendían a unas 4.600 unidades que deben ser entregadas a unos 80 clientes a lo largo de los próximos siete años.
Las distintas versiones del 737 representan el 80% de las unidades que vende actualmente la empresa.
Como consecuencia del accidente del domingo, Boeing anunció el aplazamiento de la presentación de su nuevo modelo 777X, el avión comercial más largo y más ancho que ha construido la empresa en 102 años de historia.
La nueva aeronave tiene capacidad para 425 pasajeros y dispone de las turbinas de avión más grandes desarrolladas por la industria aeroespacial.
Pero si, al menos por ahora, los riesgos no parecen extremadamente graves desde el punto de vista financiero, la compañía no se libra de consecuencias.
Marc Szepan, un académico del Saïd Business School en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y que trabajó como ejecutivo en la aerolínea alemana Lufthansa, le dijo a la BBC que “desde un punto de vista reputacional, Boeing tiene que ser muy cuidadoso”.
A fin de cuentas, de la buena gestión de crisis como esta puede depender que en la mente de los consumidores siga vigente aquel lema de If it ain't Boeing I ain't going.