La gigante aeronáutica estadounidense Boeing reemplazó el lunes a su director ejecutivo, Dennis Muilenburg, alegando que era necesario un cambio en momentos en que intenta restaurar su reputación por la prolongada crisis del modelo 737 MAX.
Boeing nombró al presidente de la junta, David Calhoun, como director ejecutivo y presidente y señaló en un comunicado de prensa que la compañía necesitaba “restaurar la confianza” y “recomponer las relaciones con los reguladores, los clientes y todas las demás partes interesadas”.
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La compañía prometió “operar con un compromiso renovado de transparencia total, incluida una comunicación efectiva y proactiva con la FAA (agencia federal de Aviación de EEUU), otros reguladores globales y sus clientes”.
El panorama financiero del grupo aeroespacial permanece incierto tras la prohibición de vuelos del MAX en todo el mundo desde marzo, a raíz de dos accidentes mortales protagonizados por ese modelo.
La medida se produce una semana después de que Boeing diera el paso de cerrar temporalmente la producción de este modelo debido a la crisis. La compañía postergó el regreso del avión a los cielos en 2020.
Muilenburg saldrá de la compañía de inmediato, pero Calhoun, un exejecutivo de aviación de General Electric, no asumirá el cargo hasta el 13 de enero de 2020 en cuanto termine con los compromisos existentes, informó Boeing.
Durante ese período, el Director Financiero Greg Smith ocupará el cargo de director interino.
Aunque los observadores de Boeing anticipaban la salida de Muilenburg, algunos esperaban que fuera reemplazado después de que el MAX volviera al servicio, un hecho trascendental cuyo período de tiempo aún no está claro y dependerá de la decisión de la FAA.
UNA GESTIÓN CRITICADA
Un portavoz del regulador estadounidense dijo que la agencia no hace comentarios sobre las decisiones de personal.
"La FAA continúa siguiendo un proceso exhaustivo para devolver el Boeing 737 MAX al servicio de transporte de pasajeros", señaló el portavoz de la FAA. "Nuestra primera prioridad es la seguridad, y no hemos establecido un marco de tiempo para cuándo se completará el trabajo".
Las múltiples investigaciones llevadas a cabo por las autoridades de aviación en Indonesia, donde un Boeing 737 MAX de Lion Air se estrelló en octubre de 2018, así como en Etiopía, después del accidente de Ethiopian Airlines en marzo pasado, apuntan a un fallo del sistema de estabilización MCAS de este modelo.
La respuesta de Muilenburg a la crisis fue cada vez más criticada, ya que la puesta en tierra del MAX se prolongó mucho más de lo esperado inicialmente, al filtrarse detalles más inquietantes sobre la certificación del avión y los problemas con el software de vuelo implicados en ambos accidentes fatales.
También se lo ha visto como sordo y torpe hacia las familias de las 346 personas que murieron en los dos accidentes.