Bloomberg Business.- Los fanáticos de los tragos en Londres querrán respirar profundo cuando entren al nuevo bar que abre sus puertas el jueves 28 de julio en lo que era un antiguo monasterio en Borough.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Alcoholic Architecture permite ingresar a una nube de tragos compuesta por bebidas alcohólicas y otras sin alcohol en una proporción de tres a uno. Esta nube se crea utilizando potentes humidificadores para saturar el aire. El alcohol ingresa al torrente sanguíneo básicamente a través de los pulmones y los ojos. Se recomienda a los clientes “respirar responsablemente”.
Es el proyecto de Sam Bompas y Harry Parr, dos amigos que se especializan en experiencias centradas alrededor de los sabores. Eventos anteriores de Bompas Parr incluyeron uno en donde los whiskies se consumían del cuerpo de personas que tenían la misma edad que la bebida (No se preocupe: eran bebidas de malta de 25 a 39 años).
We're on! Launch night of the bar tonight!
Una foto publicada por Alcoholic Architecture (@alcoholicarchitecture) el 29 de Jul de 2015 a la(s) 12:37 PDT
Los invitados descenderán a través de una serie de pasillos con una iluminación tenue hasta un vestuario estilo monástico, donde se pondrán ropa que evitará que vuelvan a su casa oliendo a tragos. Luego, entran a un bar parecido a una cripta que parece haber sido tallado en la piedra. Los tragos estarán basados en los que preparaban los monjes, entre ellos Cartuja, Benedictino, cerveza Trapense y vino Buckfast fortificado. Desde este lugar, solo unos pocos pasos lo separan de la recámara de los cocteles.
“Adentro, el sonido es modulado, para que parezca que uno se encuentra de verdad dentro de un vaso”, dice Parr. “Es una atmósfera densa que se convierte en una tormenta eléctrica con relámpagos. Es una nueva manera de experimentar los tragos, y es social porque es un ambiente de inmersión compartido. Todos comparten la misma sensación de sabor”.
“Es como ir a la playa y darse cuenta de que el pescado y las papas fritas saben mejor. Parte de esto tiene que ver con que en un entorno humano, nuestra capacidad para percibir el sabor se potencia. Es lo contrario de estar en un avión. El alcohol sabe mejor, con más matices: uno puede detectar sabores más sutiles cuando el ambiente está humidificado”.
A los invitados se les asignarán turnos de una hora para que no les dé tiempo a emborracharse con el aire. Parr estima que la atmosfera contiene una unidad de alcohol por hora. La entrada cuesta 10 libras (US$15,60), o 12,50 libras en los horarios más concurridos. Los tragos convencionales del bar costarán 8 libras y los Shots Sagrados, 5 libras.