El fallecimiento este miércoles del excomisionado de la NBA David Stern, a la edad de 77 años, dejó al baloncesto estadounidense sin el hombre que lo transformó en una multinacional que llegó a todos los rincones del mundo.
La visión de Stern hizo posible que las estrellas de la NBA no sólo fuesen conocidas en Estados Unidos, sino que también fuesen los deportistas más seguidos en todos los continentes, mientras que los ingresos económicos de la liga se multiplicaron de manera imparable con la venta de imagen, prendas deportivas y derechos de televisión.
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Figuras como Kareem Abdul Jabbar, Larry Bird, Magic Johnson, Michael Jordan, Shaquille O’Neal y Kobe Bryant comenzaron a convertir al baloncesto de la NBA a partir de la década de los 80 en el deporte que todos querían ver y que ahora se ha implantado como el de mayor proyección mundial del profesionalismo estadounidense.
Stern hizo casi todo lo que quería durante los 30 años en los que fue su comisionado. Era un visionario y un negociador, un tirano y un revolucionario con el que se podía estar o no de acuerdo, pero los resultados económicos siempre le dieron la razón.
Nunca pudo abstraerse del todo de las acusaciones de supuestas conspiraciones y de estar al borde de la ley, así como de tener el control sobre los árbitros para determinados partidos decisivos de las Finales, pero al final nadie pudo dejarlo en evidencia.
Stern impuso siempre un estilo de profesional que le llevaba a enfrentarse con todo lo que le podía suponer un obstáculo en su meta de desarrollar los objetivos que se había establecido.
De ahí que se enfrentara a todos: a los propietarios, a los gerentes generales, entrenadores, jugadores, árbitros, periodistas, agentes de jugadores y socios de televisión, ante los que casi nunca perdió en sus duelos.
Desde la oficina de la liga, en Nueva York, Stern fue un maestro en la comercialización de la imagen de jugadores como Johnson y Bird para la expansión de la liga en los Estados Unidos en los 80, y aprovechó a Jordan y al Dream Team Olímpico de Barcelona 92 para globalizar el baloncesto de la NBA en la de los 90.
Nadie podía hacerle frente en las reuniones que mantenía con los distintos sectores de la liga, no tenía reparos en sus formas, y siempre dejaba claro que el único que al final iba a tener la última palabra sería él, sin que nadie pudiese cuestionar sus decisiones.
La imagen más dura de Stern se mostró durante la temporada del 2011 cuando se inició una huelga parcial. Tras conseguir que se reiniciara la competición con el Partido de las Estrellas, disputado en Chicago, el excomisionado de la NBA fue categórico al decirle a los jugadores que estaba dispuesto a acabar con todos aquellos que impidiesen que la competición siguiese adelante.
Tras haberse retirado, no sin antes imponer a su delfín y hombre de confianza Adam Silver para que ocupase el puesto de máximo responsable de la NBA, Stern supo apartarse del día a día de la NBA.
Desde entonces su vida se restringió al ambiente privado, con limitadas apariciones públicas para hacer comentarios sobre algunos asuntos de interés, como el del dopaje.
El pasado 17 de diciembre sufrió una hemorragia cerebral mientras se encontraba en un restaurante de Nueva York y estuvo en estado crítico hasta su muerte este primer día del nuevo año 2020.
Todo el mundo de la NBA ha mostrado su dolor por el fallecimiento de David Stern, el hombre que transformó el baloncesto profesional estadounidense en algo más que un deporte.