Las ventas en línea de Nike aumentaron cuatro días después de que el mariscal de campo y activista Colin Kaepernick se convirtiera en el rostro de su nueva campaña publicitaria, lo que contrasta con la caída registrada en el mismo período del año pasado.
El anuncio de Kaepernick debutó la tarde del lunes, día feriado en Estados Unidos, y recibió elogios y críticas de celebridades y clientes. Entre el domingo y el miércoles, los pedidos crecieron 27%, según la investigadora de comercio digital Edison Trends, que recopila datos de sobre 200 vendedores en línea. En el mismo lapso de 2017, los pedidos cayeron 2%.
Es una mirada temprana e incompleta al desempeño de la compañía de vestuario deportivo más grande del mundo tras entrar deliberadamente en un debate político candente. La decisión de reclutar al exjugador de la NFL -que asegura que se le marginó ilegalmente de la liga por arrodillarse durante el himno nacional a modo de protesta por la desigualdad racial- ya ha recibido múltiples críticas del presidente Donald Trump. El viernes por la mañana, el mandatario tuiteó: “¿En qué estaba pensando Nike?”
No es un gran misterio. Nike cree que la campaña le significará más beneficios que perjuicios. Dos tercios de sus clientes son menores de 35 años, un grupo de gran diversidad étnica, y la compañía busca también enfocarse más en ciudades. La mezcla demográfica sugiere además un apoyo rotundo al activismo de Kaepernick.
Si la empresa calculó mal es probable que no se note por mucho tiempo. Los datos a corto plazo de Edison Trends incluyen a clientes que compraron sus productos para apoyar abiertamente la campaña y a aquellos indiferentes a ella. No toma en cuenta a los que dicen que nunca volverán a comprar productos de la marca y ese efecto en las ventas podría tardar años en hacerse notar.