La experiencia de los Juegos Panamericanos nos ha dado una luz de esperanza para la construcción de capital físico. En un tiempo récord se ha podido construir infraestructura que hubiera tomado años hacerla por los métodos convencionales de la inversión pública.
Esta experiencia debería repetirse para otros proyectos de gran magnitud que requieran una rápida ejecución, como la reconstrucción del norte del país. Felizmente, hace dos días se ha publicado una norma que busca recuperar el tiempo perdido para miles de pobladores que no entienden por qué el Estado no fue capaz de ocuparse de ellos en tanto tiempo.
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Lamentablemente no se puede decir lo mismo del desarrollo del capital humano. Los indicadores de salud y educación son desalentadores y no auguran un futuro que permita pensar en un desarrollo inclusivo para nuestro país.
En salud, según los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (Endes) 2018, cuatro de cada diez niños padecen de anemia. Esta condición tiene consecuencias negativas directas en el desarrollo físico e intelectual de los niños y afecta severamente su aprendizaje y rendimiento escolar, poniéndolos en desventaja en un mundo donde el talento humano es el que más se valora.
Dichos indicadores son aun más dramáticos en las regiones de la sierra y selva de nuestro país como Puno, Pasco, Junín, Huancavelica, Loreto, Ucayali y Madre de Dios, donde entre cinco y siete de cada 10 niños tienen anemia.
En educación, la situación no es mejor. Los resultados de abril de este año de la Evaluación Censal de Estudiantes del Ministerio de Educación (Minedu) muestran, por ejemplo, como lo señaló una columnista de este Diario, que los niños de segundo grado han tenido peores resultados en matemáticas y comprensión de lectura entre el 2016 y el 2018.
Ante ello, en lugar de escuchar por parte del Ministerio de Educación qué programas o herramientas se van a aplicar en los métodos de enseñanza para que estos niños en los siete años que les resta puedan recuperar el tiempo perdido, sus autoridades decidieron cambiar la forma de medición.
La peor política pública es aquella que busca ocultar la realidad y evita hacernos comparables. Si no sabemos dónde estamos mal, puede que apliquemos soluciones a problemas que desconocemos.
Se dice que lo más importante de un país es su gente. Y que para que cualquier país salga del subdesarrollo debe enfocarse en la salud y educación de sus habitantes. En el Perú de hoy vemos con tristeza niños con anemia y una educación deficiente a los que pareciera estárseles negando ese derecho a la igualdad de oportunidades.
Para que nuestro capital humano no siga a la deriva proponemos que, así como se han priorizado 52 proyectos de infraestructura en el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, identifiquemos un set mínimo de indicadores de capital humano a los que desde el MEF se les haga seguimiento, con asignación presupuestal y cuyo cumplimiento sea vinculante al otorgamiento de recursos. Las políticas sociales deben ser parte del Plan Nacional de Competitividad.