Según un estudio de Inc.com a 30.000 gerentes, tres de cada cuatro empleados dicen que su jefe es la peor y más estresante parte de su trabajo. El 65% también dice que prefiere un jefe nuevo a un aumento de sueldo. Tremendo, ¿no? Lo que hacen no es lo que los convierten en malos jefes, sino lo que no hacen: no inspiran, aceptan la mediocridad, adolecen de falta de visión y dirección, son incapaces de colaborar y ser parte de un equipo, fallan en hacer lo que dicen o no hacen lo correcto. ¿Le suena conocido?
En otro estudio con más de 2.000 gerentes en el ámbito mundial, y que incorporó a gerentes en el Perú, el 72% dijo que reconoce que la responsabilidad de los líderes es un tema crítico para el éxito de sus organizaciones o equipos, pero solo el 32% está satisfecho con el nivel de responsabilidad que estos muestran. El liderazgo y su falta son temas de preocupación en todo el mundo. Los “líderes” no asumen responsabilidad, no se comprometen, parece no interesarles el bienestar de nadie, salvo su interés personal. Ese estudio fue conducido por Vince Molinaro, autor del ‘best-seller’ “El contrato del liderazgo” (Wiley, 2016).
La idea de un contrato con las personas u organizaciones a las que se lidera es muy poderosa e inspiradora. Define a un líder responsable que toma la iniciativa y muestra una responsabilidad –‘accountability’ en inglés– tan sólida al punto de ser capaz de comprometerse a firmar ese “contrato de liderazgo”.
Molinaro, quien estuvo en el país hace poco, es conferencista internacional y también responsable global de la práctica de transformación del liderazgo de LHH; plantea una hoja de ruta para quienes tienen interés en desarrollar un estilo de liderazgo responsable –clave para la empleabilidad–, así como pautas claras para las organizaciones que quieran desarrollar a sus líderes de distintos niveles.
Enfatiza que el liderazgo responsable demanda, primero, decidir. Liderar es decisión voluntaria e intencional que se toma, pero que requiere estar totalmente comprometido y adueñarse a título personal del rol de liderazgo. Segundo, actuar con sentido de la urgencia para hacer pasar las cosas importantes que realmente generan un impacto en la organización, en la vida o trabajo de las personas bajo su responsabilidad. Tercero, afrontar. Liderar requiere ser resolutivo a la hora de abordar las dificultades, actuar a la altura, ser fuerte y no evadir los problemas ni las confrontaciones en relación con la organización, el equipo, familia o país. Y no aceptar la mediocridad o la complacencia por debilidad o falta de carácter.
Cuarto, conectar es favorecer el sentimiento de comunidad hacia un fin común claro e inspirador, asumiendo total responsabilidad sobre nuestras palabras, acciones y resultados y las de nuestros equipos o colaboradores.
Y, finalmente, el reto que plantea el autor es: ¿qué decisión tengo que tomar hoy para marcar la diferencia y dejar a la organización y a la gente mejor de la que los encontré? Yo acepté el reto. ¿Usted, lo haría?