Existen tendencias que vienen reescribiendo el “sistema operativo” de la economía mundial, para expresarlo en términos informáticos. Es, por lo tanto, imperativo que líderes en los distintos campos del quehacer humano tomen conciencia del poder disruptivo que conllevan estas tendencias.Follow @PortafolioECpe
Richard Dobbs, James Manyika y Jonathan Woetzel, en su libro “No Ordinary Disruption”, definen cuatro tendencias disruptivas que hay que considerar a la hora de tomar decisiones.
La primera tendencia disruptiva se refiere a la era de la urbanización en mercados emergentes, que está cambiando el centro de la economía mundial hacia el este y hacia el sur.
En el año 2000, el 95% de las empresas con ventas superiores a mil millones de dólares tenía su casa matriz en mercados desarrollados; para el año 2025, se estima que el 50% de estas grandes empresas tenga su sede en mercados emergentes.
La población urbana viene creciendo a un ritmo de 65 millones de personas por año y casi la mitad del crecimiento del producto bruto interno mundial entre el 2010 y el 2025 provendrá de 440 ciudades en estos mercados.
La coyuntura económica actual no tiene cómo cambiar esta tendencia. Son las nuevas clases medias en busca de bienestar las que empujan la economía.
La segunda tendencia disruptiva la constituye la aceleración del cambio tecnológico. La velocidad de la expansión del uso de tecnologías es tal que no se compara con nada visto hasta hoy en día.
Tomó 50 años desde la invención del teléfono para que la mitad de los hogares en Estados Unidos cuente con uno, pero Facebook atrajo 6 millones de usuarios en el primer año en que se introdujo y en 12 años los usuarios se han multiplicado hasta llegar a ser hoy más de 1.500 millones.
El poder de procesamiento y conectividad es solo parte de esta historia, el impacto se multiplica por el efecto de la inteligencia artificial y el big data.
La tercera tendencia disruptiva está relacionada con el envejecimiento de la población mundial. La tasa de fertilidad está cayendo, pero esto no solo se da en países desarrollados como Alemania, donde esperan que para el 2060 su población se reduzca en 20%, sino también en mercados emergentes.
Por primera vez en la historia de la humanidad la población del planeta se mantendrá estable. Una menor fuerza laboral demandará mayores niveles de productividad para lograr crecer.
La cuarta tendencia está referida a la conectividad en comercio, finanzas y personas. Si bien el comercio y las finanzas son parte de la historia de la globalización, la aceleración del intercambio no solo EE.UU.-Europa, sino entre los países del hemisferio sur está generando un escenario impredecible. Más de mil millones de personas han traspasado fronteras solo en el 2012.
El flujo de capitales se ha expandido 25 veces entre 1980 y el 2007, y esta situación se acrecienta cada vez más. Estas cuatro tendencias disruptivas no solo generan oportunidades, sino que también traen consigo cambio continuo y mucha volatilidad.
Las circunstancias obligan a cambiar la forma en que tomamos decisiones. El sistema del espejo retrovisor, que implica el pretender mirar el pasado para intentar descifrar el futuro, y que es intensamente utilizado hoy, no funciona más.