Nadie pone en duda que existen muchas oportunidades de negocios para las empresas y los desarrolladores en torno a las aplicaciones móviles y que es un ecosistema que crece en forma vertiginosa en el mundo, en la región y también, a menor escala, en el país, pero eso no significa que la gente esté dispuesta a pagar por ellas y que la rentabilidad de las mismas se base en cobrar uno, dos o diez soles por descarga.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
A nivel mundial, el mercado de aplicaciones móviles es bastante grande - movió US$35 mil millones - pero en el ámbito local, aun cuando creció 170% el último año, le falta mucho por trabajar. Así lo estimó a principios de año, durante el encuentro The App Date Lima, Sebastián Rodríguez, encargado de Online Partnerships de Google, quien calcula que la oferta mundial sobrepasa el millón de Apps y la oferta peruano no llega ni al 1% de eso.
Sigue a Portafolio también en Facebook El problema no es que falten multiplicarse la cantidad de Apps anualmente, porque hemos pasado de 500 a 1500 y luego más de 3000, precisa Javier Alvarez, gerente de cuentas y estudios multiclientes de Ipsos, sino que al peruano le gusta todo lo que es gratis y no está dispuesto a pagar por descargarse una aplicación móvil cuando existen otras opciones gratuitas.
En las diversas mediciones de mercado que hemos hecho, afirma, vemos que la gente no sabe que necesita una Aplicación móvil y si tú le muestran lo que puede hacer con una App en particular que atiende a sus necesidades la quiere y se la descarga, pero no es un tema por el que quiera pagar más allá de lo que pueda costarle el smartphone o el plan de datos mínimo requerido. El peruano en general, según Alvarez, no es muy “consumista” si lo comparamos con los niveles de avidez por las novedades que tienen los estadounidenses, por ejemplo. Aquí no corremos todos por el último celular que salió al mercado (solo lo hace un nicho muy específico y bien identificado), no hacemos colas por ser el primero en tener un reloj y no somos “heavy user” para todo. Al peruano le gusta elegir, tener lo mejor y tiene muchas ansias de gozar de los beneficios de la tecnología, pero cuida muy bien su dinero y no planea gastar por algo que todavía considera accesorio, casi como “figuritas de un álbum intercambiable” Oportunidades existen, asegura. “Si mil oficios supiera que con WhatsApp podrá recibir más pedidos y evitarse traslados innecesarios que le hagan perder visitar a otros clientes, lo tendría. Si la ama de casa descubre que con Waze podrá llegar sin perderse a la casa de sus amigas, se la descarga con seguridad. Lo que pasa es que no saben que esas Apps pueden ser de gran provecho y no cuestan”, detalla. Coincide Liliana Ruiz, director de Alterna Perú, quien destaca que así como hay usuarios que han llegado al uso de smartphone forzados por una oportunidad laboral que le ofrece una aplicación - como los taxistas que se inscriben a Easy Taxi y necesitan el equipo para ganar clientes - el universo es inmenso si se ampliara este tipo de experiencias a otros sectores. “El desarrollo de contenidos y aplicaciones móviles locales es muy reducido aún, falta innovación digital que genere oportunidades de empleo y negocios y es el Estado el llamado a impulsarlo”, rescató. LAS REINAS SON LAS REDES SOCIALESActualmente existen pocas empresas locales (en el directorio The App Day figuran una veintena, algunas de las cuales han hecho ellas solas más de 400 Apps) que ya hayan sacado provecho a este tipo de aplicaciones móviles, tanto si hablamos de marcas comerciales que utilicen Apps para atender mejor a sus clientes como de empresas desarrolladoras de software que hayan creado aplicaciones independientes a las marcas de consumo con el único fin de servir al usuario y que recuperar su inversión con anuncios publicitarios colgados en su oferta.
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Los usuarios, por lo pronto, todavía no tienen un alto uso de aplicaciones móviles de salud o de finanzas personales o de empresas locales y se concentran en lo básico: comunicaciones y entretenimiento. Las opciones para crecer y para conquistar son por lo tanto aún inmensas. De acuerdo al último estudio de Ipsos realizado a fines del año pasado, las tres actividades más realizadas con un celular son realizar llamadas (91%), mandar mensajes de texto (66%) y tomar fotos (44%). Chatear online con alguien cuando no le contesta el teléfono está como una opción solo para el 12%. Y si tenemos que clasificar los usuarios por el tipo de uso, el 65% lo usa para llamar fundamentalmente, el 11% es para mensajes y solo el 8% se definiría como un usuario full redes sociales.
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Y cuando se les pregunta que aplicaciones utilizan en sus smartphone más del 90% de todos los estratos sociales coincide que las usan para redes sociales (en el nivel A sube a 98%) y más del 50% usa aplicaciones móviles de comunicación. El entretenimiento (juegos y música) figura con gran acogida entre jóvenes y niños, pero no declaran ir más allá del 20% de los encuestados. Y ni se diga del comercio electrónico vía móvil, porque no llega ni al 6% de los usuarios urbanos bancarizados. ¿TE UBICAS EN EL MAPA?Según Ipsos, el uso de aplicaciones móviles de ubicación en el mapa, de gran popularidad en el mundo entero y esencial para personas con dificultades para ubicarse (como la que habla), todavía no ha sido descubierto por la mayoría de usuarios de smartphone del país y tienen mucho potencial para crecer incluso en los segmentos de alto consumo.
Sus estudios muestran que en el segmento A tenemos que solo un 32% usa su teléfono para ubicar una dirección. Esta proporción baja a 18% en el nivel socioeconómico B y llega al 12% en el C. Para el segmento D y E tenemos una adopción muy limitada: 9 y 7% respectivamente. Durante la encuesta, refiere Alvarez, se hicieron algunas preguntas abiertas y dialogando con uno que otro encuestado se pudo inferir que no tenían las aplicaciones porque desconocían su existencia o la forma de sacarle provecho o tenían miedo de darle demasiada información al teléfono. “El desconocimiento y la desconfianza son las grandes barreras”, subraya luego de reiterar, una vez más, que en las manos de las mismas marcas comerciales - desde la gaseosa hasta el grifero - está explotar este enorme mercado potencial. Cuestión de decidirse.
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