El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y CENTRUM Católica presentaron un estudio sobre la base de la pirámide (BPD) en el Perú, compuesto por los sectores C, D y E.
El informe, titulado “Un mercado creciente: Descubriendo oportunidades en la base de la pirámide en Perú”, provee al sector privado inteligencia y entendimiento sobre un segmento de mercado que representa latentes oportunidades de negocio.Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
El estudio identifica las preferencias y tendencias de consumo de la BDP peruana en los sectores de educación, salud, servicios financieros, tecnologías de la información y comunicaciones (TICs), y vivienda.
Sigue a Portafolio en Facebook
Además, señala que el segmento está compuesto por aproximadamente 19 millones de peruanos, alrededor del 62% de la población peruana, quienes representan un mercado de, al menos, US$43.000 millones anuales.
“El segmento de mercado de la BDP se ha transformado en los últimos años. Las familias de la BDP de hoy en día, por ejemplo, se están asemejando a la clase media y destinan una mayor proporción de su ingreso a bienes y servicios discrecionales. Usan teléfonos celulares, sacan créditos y conocen las marcas de consumo masivo. Viven en zonas urbanas y más de la mitad de las familias son propietarios de su hogar”, dijo el BID.
Los jefes de hogar son hombres y mujeres por igual, han completado el nivel de educación secundaria, son más propensos a asumir riesgos y tienden a ahorrar el dinero sobrante para invertir en proyectos y anticiparse a imprevistos. Además, la salud y la educación se han convertido en prioridades, especialmente la de los hijos, para quienes priorizan el acceso a salud y a educación, aún si es privada.
Entre los nichos de mercado más relevantes está el de familias con jefes de hogar jóvenes, menores de 35 años, que demuestran tener mayor formación educativa, mayor acceso a tecnología, mayores ingresos y una mayor capacidad de ahorro.
Otras conclusiones principales del estudio:
► La BDP peruana no es homogénea.
Si bien tienen muchas características en común, las familias de la BDP no son un grupo homogéneo. La frecuencia del ingreso laboral varía notablemente a lo largo del segmento, con un 35% de los jefes recibiendo ingresos mensuales, mientras que un 28% recibe ingresos de manera diaria y un 14% los recibe de manera semanal. La diversidad en frecuencia de ingreso se produce por la variedad de tipos y fuentes de trabajo que emplean a la BDP en Perú.
► Más de la mitad de los hogares de la BDP son dueños de su vivienda.
Esto representa un mercado para la remodelación y mejora progresiva del hogar. El 55% de los hogares es propietario de su vivienda y la ha pagado en su totalidad. Esto significa que más de la mitad de los hogares de la BDP no destinan una parte importante de sus ingresos al pago por habitar una vivienda y además tienen una propiedad que podría servir de garantía formal para la búsqueda de financiamiento para cualquier tipo de proyecto.
► La telefonía móvil es el canal por excelencia para acceder a la BDP
El 95% de las familias de la BDP tienen un celular. La alta penetración en centros urbanos es uniforme en todas las regiones del país y la tendencia es creciente. Prima la preferencia por los planes de prepago, los cuales se ajustan mejor al perfil de ingreso de la BDP porque permiten a los usuarios controlar el gasto y se perciben como menos costosos. En promedio, los jefes de hogar de la BDP recargan sus celulares con un poco más de US$5 al mes.
► La BDP está más conectada
En Perú, 4 de cada 10 jefes de hogar de la BDP usan Internet, ya sea desde cabinas (43%), desde casa (28%) o el celular (9%). De ellos, más de la mitad tiene entre 18 y 35 años de edad. Los jefes de hogar jóvenes prefieren acceder internet desde sus celulares para ingresar a Facebook, enviar correos electrónicos y comunicarse a través de la mensajería instantánea, mientras que los mayores de 35 años lo hacen desde sus casas para buscar información de trabajo y estudio.