Durante doce días, Lima se convirtió en el centro del mundo para discutir cómo los países van a frenar el calentamiento del planeta. Más de 15 mil personas provenientes de las 194 economías del mundo se congregaron en la sede de la COP 20, instalada en el Cuartel General del Ejército, y en otros espacios alternos de la capital con el fin de empujar una negociación compleja que, en resumen, busca un compromiso ambicioso de cada país –sea extenso o chico, rico o pobre– para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Desde que se asumió el reto de ser el país anfitrión, el Gobierno Peruano recibió muchas críticas sobre su capacidad para organizar una cumbre de talla mundial, sin infraestructura siquiera para eventos multitudinarios ni presupuestos millonarios y con un transporte caótico. Otras dudas se cernieron sobre la habilidad negociadora del país para liderar estas tratativas entre economías con posiciones e intereses opuestos. Las voces oficiales han puntualizado que lo que lograba el Perú era ser no solo un actor crucial en esta negociación importante para el futuro de la humanidad sino que también nos abría puertas a financiamientos en la línea verde y convenios de cooperación con otros países. Entonces, analicemos si se cumplieron o no esos escenarios.
Sigue a Portafolio también en Facebook 1. El reto de liderar las negociaciones globales y de organizar una cumbre multitudinaria. Probablemente lo que todos recordarán de esta COP es el gran entusiasmo que se tradujo en los discursos políticos de las autoridades para empujar la negociación. El “Espíritu de Lima” fue como lo bautizó la Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), Christiana Figueres.
Y, fue el presidente de la COP y ministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, quien personificó ese sentir por su continuo buen ánimo, disposición y hasta ubicuidad para participar en todo evento programado, ya sea con líderes indígenas o altas autoridades.“Ha empujado varios procesos de negociación. Todos le reconocen el nivel de entusiasmo y de energía casi enfermiza”, comenta Juan Carlos Riveros, representante de la WWF en el Perú. “El ministro reveló una preparación impresionante, un estado mental y físico envidiable. No es fácil asistir a cada reunión y dar unas palabras cuando cada término debe hacerse con máximo cuidado”, menciona Ivan La Negra, exviceministro de Interculturalidad.
Por su parte, Pedro Solano, director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Derecho Ambiental (SPDA), es de los que piensa que el Perú salió con buena nota en la tarea de liderar la negociación, más allá de sus resultados en el fondo de la negociación. En cuanto a algunos puntos en contra, Riveros menciona que se hizo notoria las carencias de no tener un equipo diplomático más consolidado como es común en otros países –como los brasileños o mexicanos–, para dar algunas salidas a algunos procesos entrampados.
En cuanto al tema logístico, ahí sí existen sus bemoles. La posición de los consultados es que fue buena pero pudo ser mejor. El calor por falta de un buen sistema de ventilación fue el protagonista constante en la negociación como claro un simbolismo del calentamiento global. Incluso las Naciones Unidas tuvo que proponer la vestimenta casual para tolerar las altas temperaturas. En cuanto a los servicios, no hubo una filosofía ambientalmente amigable, pues hubo un uso excesivo del tecnopor y el plástico. Pese a ello, hubo consenso en que se cubrieron los altos estándares de infraestructura, comida y transporte. “Algunos consideran que fue una de las que mejor se organizó, porque las salas eran amplias, la seguridad era no invasiva, y las condiciones de transporte y alojamiento fueron aceptables”, comenta Lanegra.
2. Se empujo la agenda climática interna. En el marco de las negociaciones no solo fue impresionante el número de eventos paralelos, sino que muchos de ellos tuvieron una agenda local. Lo destacable fue la firma de los diez compromisos por una pesca sostenible por parte del gobierno y los empresarios del sector y el pacto multisectorial para combatir el comercio ilegal de recursos forestales. La meta es que en el 2021 la madera producida a nivel nacional sea únicamente de origen legal.
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