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El Fondo Monetario Internacional acaba de publicar sus “Perspectivas Económica Mundiales (PEM)”, el documento más importante para entender el desempeño actual y esperado de la economía mundial y sus implicancias para nuestras economías. Ha quedado confirmado que la “década de oro”, 2002-2011, ha pasado a mejor vida, y que a parir de fines del 2011 el contexto externo ha empeorado y no hay signos de que eso cambie en los próximos años.
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La década de oro para el Perú, para América Latina y para el mundo ha sido especial, extraordinaria, no replicable. En ese período, a pesar de la recesión del 2009, la tasa de crecimiento mundial estuvo por encima del 4%, altísima para los estándares históricos. China, en ese período, creció a la tasa de 11% anual, su mejor registro histórico.
El crecimiento mundial, especialmente el de China, explicó la impresionante elevación del precio internacional de nuestras exportaciones. Entre el 2002 y el 2011 los precios de los commodities se elevaron en un notable 225%, mientras que el de los metales en 310%. Esto no pasó nunca antes y posiblemente no pasará nunca más.
En ese contexto, la tarea de crecer, en el Perú y América Latina, en general economías pequeñas y abiertas, fue sencillísima. Más difícil era no crecer. Quitando el año 2009, América Latina y el Caribe (ALC) creció a 4,4% anual, mientras que el Perú, en esa década de oro, quitando también el 2009, creció a casi 7% al año.
La década de oro ya fue. Su final puede ficharse hacia fines del 2011. Desde esa fecha, el contexto internacional para el Perú y el mundo emergente no ha dejado de empeorar.
Según las cifras del PEM, desde fines del 2011, los precios de los commodities iniciaron una trayectoria decreciente. Según la última cifra disponible, la de agosto último, respecto a fines del 2011, los precios de los commodities son un 8% menor y el de los metales un 22 % inferior. Además, los datos proyectados del PEM, según el comportamiento de los mercados de futuros, muestran que esta situación no mejorará en los próximos años.
Este quiebre en el comportamiento de los precios de nuestras exportaciones ha conducido a un importante enfriamiento de nuestras economías. La tasa de crecimiento del PBI en ALC se ha reducido de 4,5% en el 2011 a solo 1,3% en el 2014, y la del Perú, de 6,5% a alrededor de 2% en el mismo período.
En resumen, hacia adelante, es soñar despiertos pensar que podemos volver al 7% de la década de oro. Nuestro nuevo ritmo normal de crecimiento, en el nuevo contexto internacional, debe estar en alrededor del 4% al año.
¿Qué hacer? Por un lado, lo necesario para estar cerca de ese nuevo nivel normal. El Banco Central de Reserva del Perú y el Ministerio de Economía y Finanzas tienen la palabra. En este año, en el que creceremos debajo de nuestro nuevo normal, el impulso fiscal y el impulso monetario han sido claramente insuficientes.
Por otro lado, si aspiramos a elevar ese nivel normal de crecimiento, la tarea está en manos, fundamentalmente, del Ministerio de Educación, que debe contribuir a incrementar el capital humano del país; del Ministerio de la Producción, desde donde deben impulsarse nuevos motores del crecimiento económico; y del Ministerio de Transportes y Comunicaciones, encargado de desarrollar la infraestructura física del país.