El cambio en uso de metodologías ágiles, para lograr un diseño veloz de nuevos productos, es hoy una tendencia clara en el mundo y el Perú no solo no es una excepción, sino que al contrario de lo que suele suceder, se encuentra entre los tres países de la región que lideran su uso, revela Javier Hoyle, gerente general de Everis.
De acuerdo a un estudio elaborado por IDC para Everis, en la región se tiene que en el 2018 un 36% de las empresas implementó sus proyectos con metodologías ágiles, lo cual implica una mejora de cinco puntos porcentuales a lo registrado en el 2017. Colombia, Brasil y el Perú se encuentran, en dicho orden, por encima de la media y superan a Chile, México y Argentina.
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En el caso del Perú, se encontró que un 40% de las grandes empresas ya arrancaron a usar estas metodologías el año pasado y para el cierre del 2019 serán el 70%, afirma Hoyle.
El cambio de metodologías de trabajo empezó en el 2017 con solo proyectos experimentales, de un 5% de lo manejado en las corporaciones. Luego se pasó a un 30% y se estima que es posible llegar máximo a un 80%, porque siempre existirán áreas ‘core’ en donde no se puede aplicar procesos modernos.
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UN CAMBIO OBLIGADOEn la actualidad, la gran empresa se enfrenta al desafío de lanzar nuevos productos o servicios en semanas, tal como hacen las startups, y no en años, como sucede al usar los métodos tradicionales. Para lograrlo necesitan usar metodologías ágiles que les permitan ser competitivos y tener un adecuado “time to market”, explica Javier Hoyle.
En lugar de tener a un grupo investigando al cliente, a otro buscando materiales y así más pasos sucesivos, se opta por armar un equipo que haga todo en simultáneo y tenga rápido un producto listo que salga al mercado y se vaya mejorando constantemente en la ‘cancha’, tal como hacen las startups.
La transformación digital que han iniciado las empresas locales les exige centrarse en el cliente y elegir tecnologías que permitan llegar mejor a él, y no solo ser más ahorradoras, aclara. No se trata solo de ganar en productividad, sino de ser capaces de atender al cliente en los tiempos que requiere y con suficiente flexibilidad para cambiar si es que la propuesta ofrecida no es la adecuada, afirma.