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Con menos de cuatro millones de cotizantes activos (2,3 millones en el sistema privado y 1,4 millones en el público), el Perú registra una de las coberturas previsionales más bajas de América Latina, pues de una PEA de 16,1 millones de personas, menos del 23% ahorra pensando en su vejez.
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Para empeorar el diagnóstico, un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) revela que la cobertura activa en el Perú está por debajo de lo que su PBI per cápita permite predecir y que, con relación a ese nivel de ingreso, deberíamos tener una tasa de contribución entre 15 y 20 puntos porcentuales superior a la actual, llegando –en el peor de los casos– a 38%.
Pero si así estamos hoy, el futuro se torna más preocupante aun porque, según ese mismo documento, en el escenario más optimista solo el 31,2% de los adultos mayores de 65 años contará con una pensión contributiva en el 2050. Entonces, ¿qué pasará con el resto de personas que hoy no cotiza?, ¿qué hacer para fortalecer el sistema y evitar que una misma minoría termine por financiar al resto como sucede con el sistema nacional?
MÁS QUE INFORMACIÓN
Si bien, la reforma del sistema privado de pensiones (SPP) aprobada y promovida por el actual Gobierno buscaba –en el papel– que la población entienda la importancia de la previsión social y que se preocupe por su jubilación, el efecto final ha sido totalmente contrario, habiendo debilitado –incluso– la poca confianza que había hacia las AFP.
Para muestra un botón. En el proceso de afiliación de los independientes, la Oficina de Normalización Previsional (ONP) afilió a 60.099 trabajadores, en tanto que la AFP ganadora de la licitación captó a alrededor de 40.000, revelando que a pesar de los “beneficios” que brinda el SPP y de los esfuerzos de Habitat por atraer a más afiliados, la balanza se inclinó hacia el sistema nacional.
Además, después de la derogación de la obligatoriedad de los aportes de los independientes, una de las decisiones más discutidas y menos acertadas del Gobierno, el nivel de desinformación y la poca transparencia con relación a los cobros de comisiones y seguros no solo han quedado en evidencia, también han puesto en tela de juicio la labor que debían asumir las propias AFP, sobre todo porque las actitudes nada favorables hacia el SPP son una respuesta repetitiva en cada una de las encuestas que realizan para conocer lo que se piensa de ellas.
Con un diagnóstico bastante claro, ¿por qué no se tomaron acciones que ayuden a mejorar los niveles de empatía entre aportantes y AFP? A pesar de reconocer que las cuatro administradoras debieron estar más activas al educar e informar sobre las bondades del sistema. Para Renzo Ricci, gerente general de Prima AFP, gran parte del bajo nivel de cobertura actual obedece a los altos índices de informalidad de nuestra economía.
La opinión de Ricci, es respaldada por el presidente de la Asociación de AFP (AAFP), Luis Valdivieso, quien refiere que aun cuando sus representadas han multiplicado su acercamiento con el afiliado, es importante que el Gobierno desde su lado hago lo suyo. ¿De qué manera? Ideando medidas que permitan flexibilizar la formalización para que más peruanos gocen de los beneficios de contar con un empleo con todas las de la ley.
Es más, para Michel Canta, superintendente adjunto de AFP de la SBS, debido a que el reto de aumentar la cobertura no se puede enfrentar desde un ángulo en particular, pero sí con una estrategia general, se requiere de “acciones y medidas adicionales a las exclusivamente pensionarias, que generen los incentivos adecuados para incorporar a ese grupo de trabajadores a los beneficios que la seguridad social genera”.
NUEVO COMIENZO
Para el ex jefe de la SBS, Juan José Marthans, el problema recae en que el Perú ha tenido un esquema previsional que no responde a la complejidad y expectativas de nuestro mercado laboral, de ahí que los niveles de cobertura sean de los más bajos de América Latina, y ni qué decir de los niveles de satisfacción de los afiliados y pensionistas.
Frente a ello, Jorge Cortez, director de Pregrado de la Universidad ESÁN, es de los que piensa que para hacer frente al “manejo parcial” de la información que ha perjudicado al sistema, es necesario que las AFP mejoren su comunicación, además de crear productos más atractivos, “quitándole elementos que los hagan parecer confiscatorios y evitando que la obligatoriedad sea síntoma de que el sistema no es bueno”.
Anticipándose a lo sugerido, a inicios de este mes, Jorge Ramos, presidente del directorio de Integra, anunció la preparación de una propuesta encaminada a que los independientes aporten sin complicaciones y adelantó la creación de “paquetes previsionales” para realizar aportes fijos de S/.100 o S/.200.
Aunque en apariencia se trataba de una propuesta conjunta del SPP, Renzo Ricci sostuvo que a pesar de ser conscientes de la necesidad de perfeccionar el sistema y de adaptar los productos previsionales a diferentes segmentos de la población, dicha iniciativa “no ha sido conciliada entre las AFP”, por lo que seguirán analizando nuevas alternativas como un “sistema de recaudación anual para los independientes”, por ejemplo.
Para minimizar aparentes desavenencias, Luis Valdivieso ha aclarado que las cuatro AFP vienen ideando de manera individual diferentes soluciones pero que, llegada la hora, saldrán de manera conjunta con propuestas para integrar a los 12 millones de peruanos que deben tener algún tipo de ahorro para su vejez.
“Hoy son 2,5 millones de personas mayores de 65 años, pero solo un millón recibe pensión. Tenemos que pensar en los que vienen detrás, y como no queremos llegar al ciclo político presidencial sin una propuesta, aprovecharemos esta ventana de oportunidad para salir con algo conjunto”, dijo.
SOLUCIONES A LA VISTA
Pero más allá de llenarnos de propuestas [solo en el Congreso existen 24 proyectos que tienen al SPP como objetivo], habría que recordar que como parte de la reforma vigente también se propuso la creación de pensiones sociales orientadas al trabajador de la microempresa.
A pesar de que la atención se centró en la obligatoriedad de la afiliación de los independientes, la propuesta data del 2008, cuando se promulgó la Ley Mype, pero al no estar reglamentada, de poco o nada ha servido tenerla como alternativa de solución. Aunque el fracaso de los independientes ha hecho peligrar la reforma, bien valdría la pena echar mano de un mecanismo atractivo como este que, además de ser visto con buenos ojos por Prima, puede convertirse en la alternativa que se necesita para recobrar la confianza en el sistema.
En ese sentido, es necesario analizar al detalle cada una de las alternativas que de ahora en adelante se presenten. Así, para Marthans la solución pasa por crear un sistema multiproducto que amplíe las oportunidades de elección de las alternativas de aportación y de pensiones. Bajo esa premisa, el ex jefe de la SBS sugiere que bajo reglas “inteligentemente establecidas” se autorice la utilización de los aportes para la amortización de créditos hipotecarios o para el pago de estudios de posgrado.
Mientras que por el lado de la AAFP, que sí ve con buenos ojos la disposición de los fondos para enfermedades terminales, la intención de Valdivieso pasa por evitar que la discusión se politice y se eche mano de propuestas descabelladas, como la pretensión de una AFP estatal o la elaboración de una nueva tabla de mortandad con edades tope sin sustento.
Así las cosas, y para evitar que las marchas y contramarchas terminen por perjudicar la reforma, habría que aprovechar lo dicho por todos los consultados y si la solución pasa por perfeccionar el sistema, todos deberíamos estar atentos para que las iniciativas que buscan fortalecerlo se sustenten en razones técnicas y no caigan en la demagogia. Solo así podremos decir que el sistema no ha fracasado.