A propósito del reciente pedido de facultades para legislar hecho por el Ejecutivo al Congreso, conviene preguntarse si realmente se necesitaba legislar más en materia económica. Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Normalmente, cuando se pide una facultad para legislar es porque: a) existe una situación extraordinaria y b) la solución que se requiere aplicar debe legislarse rápidamente, sin pasar por un debate congresal. Sin embargo, en la presentación del Ejecutivo ante el Congreso ninguno de los ministros, en particular los denominados “técnicos”, explicó satisfactoriamente ambas condiciones.
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En primer lugar, la economía no se ha desacelerado ayer sino que ya lo venía haciendo desde tiempo atrás y parece que ahora, como lo dice el BM y el FMI, este menor crecimiento de la economía es una nueva “normalidad”. Es decir, la desaceleración ya dejó de ser una situación extraordinaria para convertirse en el nuevo escenario.
En segundo lugar y más importante, nadie en el Ejecutivo realmente planteó iniciativas específicas que requerían de una ley para hacerse realidad, y si la requerían, tampoco quedaba claro porque estas leyes no debían ser debatidas y aprobadas por el Congreso, sino promulgadas por el Ejecutivo.
La desaceleración ha puesto en evidencia las debilidades estructurales de la economía para crecer a su nivel potencial. En esta coyuntura, la salida política más fácil para el Ejecutivo era requerir facultades para legislar. Esto le permitía dos cosas. Por un lado, mostrar que ‘algo’ querían hacer para reactivar la economía (aunque sin mucha claridad) y por otro, ganar tiempo, si es que se les otorgaba las facultades, para pensar qué hacer concretamente.
El resultado final no ha sido tan malo para el Gobierno: al no darles todo lo que solicitaron podrán decir que fue el Congreso el que impidió la reactivación de la economía.
Y es que proponer más “leyes” como la solución a un problema económico tiene muy poco sentido. La economía no se va a poner a funcionar promulgando decretos legislativos. Y esto lo saben bien los ministros economistas. No se necesitan más leyes en el Perú. Lo que se requiere es que se ejecuten las leyes ya vigentes.
Lo que debió plantear el Ejecutivo no era un pedido para hacer más leyes, sino acciones concretas sobre cómo ejecutar toda la legislación que ya existe. Bastante trabajo hay por hacer a nivel de reforma del poder ejecutivo, empezando por el servicio civil, la reducción de trámites y la aceleración del gasto público en regiones, y estas acciones no requieren nuevas leyes.