El Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad (PNIC) fue lanzado el 28 de julio por el presidente Vizcarra. Sin embargo, con su propuesta de adelanto de elecciones, ya nadie se acuerda de esto y realmente es una pena.
El PNIC representa el primer esfuerzo del Estado por definir una visión y objetivos para el cierre de brechas en infraestructura. Para esto, primero se estimó la brecha de acceso básico a infraestructura en todos los sectores (S/110.000 millones) y luego se priorizaron, a través de una metodología transparente, 52 proyectos por más de S/100.000 millones.
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La elaboración de este plan ha incluido un proceso de socialización, con actores del sector público y privado, multilaterales y la academia durante seis meses. Un esfuerzo sin precedentes que está quedando en el olvido.
Según el BID, el Perú ha incorporado buenas prácticas en su nuevo PNIC debido a que este “hace énfasis en la infraestructura sostenible, es decir, proyectos de infraestructura que son planificados, diseñados, construidos y operados de manera que garanticen la sostenibilidad económica, social, ambiental, climática e institucional”. En otras palabras, el plan no ignora la importancia de su resiliencia a los desastres naturales y al cambio climático.
Hoy es claro que un país no puede prosperar si pierde acceso a su infraestructura energética, de agua o de transporte debido a riesgos climáticos y falta de resiliencia.
Otro aporte del PNIC es la dimensión de calidad. Esta es de suma importancia dado que, para cerrar la brecha de infraestructura, contar solamente indicadores de cobertura no es suficiente.
Por ejemplo, según el PNIC, las cifras de acceso básico de conexión a la red pública de agua y de saneamiento alcanzan el 94% y 89% en áreas urbanas, y 72% y 48% en áreas rurales, respectivamente. Sin embargo, si el objetivo es el cumplimiento del indicador de la meta de los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) al 2030, se estima que esos indicadores de cobertura con calidad disminuyen a 50% y 30%, respectivamente.
Por lo tanto, la brecha de acceso básico del sector, estimada en S/29 mil millones, aumentaría en otros S/36 mil millones. Evidentemente, se debe apuntar hacia los ODS como objetivo final.Mientras tanto, y hablando de cerrar la brecha, en lo que va del año Pro Inversión ha otorgado solo una concesión (PTAR Titicaca).
Nueve de los 16 proyectos que contemplaba adjudicar en el 2019 han sido retirados de la cartera. Así, al cierre del año se espera adjudicar seis proyectos. Las iniciativas que quedan en cartera alcanzan una inversión de US$841 millones, cifra inferior a los US$2.466 millones previstos a inicios de año.
Es decir, una parálisis preocupante.
Con estos números, más la caída de la inversión pública, si el gobierno no impulsa el tema, el PNIC solo será un buen plan que quedará en el recuerdo y nada más.