En la capital, ya sea en la ciudad, el campo o en la playa, los clubes se han convertido en una interesante alternativa para vacacionar en familia, sin el tedioso trajín que significa dejar nuestra residencia. Follow @PortafolioECpe !function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
Y debido a que cada vez hay más gente joven que logra tener una buena posición económica en plazos más cortos, esa nueva masa crítica se convierte –como bien dice Yuri Vega, socio del Estudio Muñiz– en un aliciente para el crecimiento de un mercado que ahora ofrece membresías anuales hasta por menos de S/.5.000.
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En ese contexto, la clase media se convierte en un importante público cautivo para los promotores de los nuevos clubes de campo o de playa. Una de las apuestas más ambiciosas para atender esa demanda insatisfecha es la de grupo Norte, que ha desembolsado poco más de US$50 millones para cumplir con su objetivo de negocio.
Con pocos años en el mercado, la empresa comandada por Erwin Wagner, que se enfoca en los segmentos A–B del norte y sur de Lima, ya tiene en su haber un club campestre (Santa Rosa de Quives Country Club, en Canta) y dos de playa (Aucallama Beach Club, en Huaral, y Calango Country Club, en Mala). Adicionalmente, maneja una alianza con Resorts Condominiums International (RCI) para su negocio de vacaciones de tiempo compartido en Quives Vacation Club.
Hacia el otro lado de la ciudad, en Huachipa, el grupo Intercorp es otro de los que ha puesto la mirada en este negocio y con Sparza Club busca captar el interés de las familias de La Molina, Surco, San Juan de Lurigancho, Ate y San Borja, a quienes ofrece la posibilidad de pagar la membresía al crédito.
Convertido en el benjamín del mercado, el Club Náutico Asia Resort, en el kilómetro 114 de la Panamericana Sur, es otra de las apuestas más recientes, pero su foco está en el A–B.
La ambiciosa propuesta de US$18 millones de inversión ha captado en una primera etapa 400 asociados y –como bien señala William Landázuri, director del proyecto– los servicios adicionales que ofrecerá el club house serán razón suficiente para atraer a nuevos socios, cuando a finales de este año se retome la venta de membresías.
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FUTURO QUE PROMETEConsiderando que, en promedio, las afiliaciones han crecido entre 15% y 20% por año, con cambios casi inalterables, pese a la desaceleración, estos mismos actores han seguido aprovechando la oportunidad que les ofrece el crecimiento de la clase media.
Así, a la posibilidad de construir una nueva sede en la Carretera Central, el grupo Norte también afina los detalles de lo que sería su próxima incursión en provincias y, de no mediar inconvenientes, Arequipa sería la elegida.
Lo mismo sucede con Sparza Club, que también tentaría suerte en la Ciudad Blanca, en donde esperan aterrizar –a más tardar– en el 2018, según refiere Freddy Caloggero, su gerente administrativo.
Con una clase media en crecimiento y con novedosas apuestas que dan cuenta de una mayor expansión de este mercado, ¿existe espacio para el ingreso de nuevos actores?Todo indica que sí, y por ello, al igual que lo sucedido en el mercado de oficinas y viviendas, los fondos de inversión podrían convertirse en el brazo financiero que algunos clubes necesitan para seguir creciendo.
Por lo pronto, clubes como El Bosque y Sauce Alto parecen interesados en la posibilidad de trabajar con estos fondos de inversión, y estos no cierran las puertas a la alternativa, sobre todo si el negocio se complementa con un desarrollo residencial paralelo, tal y como lo viene haciendo el grupo Norte con la creación de condominios de casas de campo en los alrededores de sus clubes.
Con la seguridad de un experto en el negocio, José de la Borda, gerente general del Fondo de Inversión en Bienes Raíces (Fibra), confirma que el verdadero potencial de los clubes vacacionales está en los desarrollos inmobiliarios residenciales, por lo que ese podría ser el foco de su interés.
“En esa sinergia vemos una relación ganar–ganar para los promotores inmobiliarios y para los usuarios, que contarían con instalaciones de recreación a un paso de distancia y a partir de esta combinación se pueden desarrollar muchas oportunidades”.
ZONAS CON POTENCIAL¿Dónde hay espacios para que el mercado de clubes siga creciendo? Cieneguilla y Canta se proyectan como dos importantes locaciones. En el primer caso, Emilio Chávez, alcalde del distrito, sostiene que cerca de Antioquía existen terrenos privados que podrían servir para ese fin. “No solo los tamaños serían los adecuados sino que ya hay promotores inmobiliarios que vienen impulsando la construcción de condominios por esa zona”, indica.
Y, en el caso de Canta, su gerente municipal, Óscar de Amat Pérez, considera que con el nuevo plan de desarrollo económico, tres de los siete distritos de la provincia (Canta, Santa Rosa de Quives y Guaros) serán una interesante opción para los desarrolladores, no solo para replicar lo hecho por el grupo Norte con sus clubes sino para el tema residencial.
NO SE DUERMENOtra clara muestra del enorme potencial que ofrece este mercado tiene como protagonista a Sauce Alto Resort, cuyo gerente general, José Iturrizaga, ya viene explorando la opción de seguir creciendo de la mano de sus dos principales productos: los clubes y los programas de viaje compartido, en alianza con Interval International.
Además, en su afán por fortalecer su presencia en el interior del país, la compra de terrenos en el norte, para replicar lo hecho con su sede en Cieneguilla, también forma parte de sus planes. Y, pese a que su propuesta apunta al segmento B, está convencido de que sus dos nuevas apuestas en el Cusco (Wayqey Hotel Inn y Wayqey Lodge Urubamba) le permitirán tentar al A.
Precisamente, en este sector la oferta tradicional –formada por el Country Club El Bosque, La Alameda & Hacienda Club, Country Club de Villa, Real Club de Lima y Club de Regatas Lima– no se ha detenido en su intento por captar a nuevos socios y retener a los que ya tenían, por lo que no han escatimado en sus inversiones.
La apuesta más reciente de este segmento tiene como protagonista a El Bosque, que después de desembolsar cerca de S/.9 millones en la construcción de su tercera sede en Surco, según revela su presidente José Miguel Góngora, ya se prepara para albergar a nuevos asociados, pese a que sus estatutos le imponen un tope de 11.000 y hoy ya tienen 10.100 afiliados.
El resto de clubes tradicionales también ha optado por invertir en su infraestructura. No hace mucho, el Country Club de Villa realizó mejoras en las instalaciones de sus tres sedes con el objetivo de mejorar la calidad del servicio que les brinda a sus asociados. Una tarea que será replicada por el Regatas durante este año.
Así las cosas, todo indica que el mercado de clubes de vacaciones seguirá en incremento. Pero, para ello es importante que la expansión de la clase media sea sostenida y que el desarrollo no se vea interrumpido, tal y como sucedió con la oferta tradicional.