El gerente de Estudios Económicos del Scotiabank, Guillermo Arbe, consideró que las 19 medidas anunciadas el miércoles pasado por el ministro de Economía y Finanzas, Alonso Segura, “constituyen un cambio radical en la política fiscal”.
Arbe fundamentó esta afirmación señalando que es la primera vez en doce años que se reduce el Impuesto a la Renta y que, en los últimos años, las medidas de estímulo han sido, principalmente, en base a mayor gasto público. “Es la primera vez que el foco principal es tributario”, afirmó.
Asimismo, explicó que es la primera vez en al menos siete u ocho años en que existe la intención de financiar el gasto fiscal con mayor endeudamiento fiscal y que se acepta, con las medidas, una situación de déficit fiscal posiblemente permanente en adelante.
IMPACTO FISCAL
Analizando el impacto fiscal del conjunto de medidas, que constituye la segunda pata del cuarto paquete de medidas económicas del Ejecutivo, Arbe señaló que, puesto que las medidas tributarias son permanentes, existe el riesgo de que el déficit fiscal también sea permanente en el tiempo. Sin embargo, anotó que se dan en una situación de fortaleza fiscal, cuando el país tiene bastante margen de maniobra en términos de déficit fiscal y deuda pública.
“El impacto fiscal de medidas tributarias es más difícil de prever y controlar que en el caso de medidas por el lado del gasto. Esto genera cierto riesgo sobre la evolución del balance fiscal a futuro”, indicó.
Arbe agregó que este riesgo es mayor considerando el contexto en que las cuentas fiscales se han deteriorado por lo sbajos precios de lo smetales.
“Es probable que el Perú entre en déficit fiscal estructural mayor a 1% del PBI, con lo cual no se cumpliría con la regla fiscal en su primer año de vigencia. Además, este incumplimiento probablemente sea permanente (a precios de metales actuales), lo cual abre la interrogante sobre el futuro de una regla fiscal sin vigencia real en la práctica”, cuestionó.
De otro lado, explicó que el anuncio de Segura de que el gasto adicional por S/.3.000 millones del presupuesto del 2014 será financiado vía una emisión de bonos, “incrementará la deuda pública en alrededor de 0,5% del PBI, llevándolo a 19%, nivel que sigue siendo sumamente bajo, pero podría representar un punto de inflexión en la tendencia”, afirmó.
IMPACTO POSITIVO
Por el lado positivo, el analista principal del Scotiabank considera que el clima empresarial ha mejorado más con este anuncio que con cualquier paquete anterior, debido a que ha coincidido con una recuperación de la economía.
“Hay, sin embargo, un costo. Una de las razones de por qué el Perú era un país tan atractivo para la inversión era por la fortaleza de nuestros balances macroeconómicos. Es, en buena medida, gracias a ellos que se ha podido crecer ininterrumpidamente durante casi 15 años, a una tasa promedio superior al 5%. Esta ventaja competitiva se va a disipar. La apuesta es que las medidas mejorarán la competitividad, compensando el deterioro fiscal en el largo plazo. Es posible que sea así, aunque no es claro que la competitividad pase por la tasa del Impuesto a la Renta; entre 2006 y 2012 el país vivió un periodo de inversión privada extraordinaria con la misma tasa actual”, dijo.
Finalmente, advirtió que el riesgo final es que el Perú vaya a tener una menor fortaleza fiscal ante un nuevo deterioro en los términos de intercambio. “Un shock externo similar al del 2009 nos podría llevar muy rápidamente a un déficit fiscal de 4% del PBI o más. Existe un Fondo de Estabilización Fiscal de 4,8% del PBI, pero aun así, un déficit tan alto podría desmejorar la imagen de estabilidad fiscal del país que se ha tenido por tanto tiempo”, finalizó.