RAÚL MENDOZA CÁNEPA
“El hombre del subsuelo” es una excelente adaptación de Gonzalo Rodríguez Risco y Josué Mendez para el teatro de la novela “Memorias del subsuelo” (1864), de Fedor Dostoievski. Bajo la inteligente dirección de Méndez, el mundo que asoma a nuestros ojos es el de un lúgubre escondrijo en el que “El hombre” elabora una honda reflexión sobre la verdad, el bien y la libertad.
La filosofía
El panorama de fondo es la filosofía de vida que el protagonista enhebra desde ese subsuelo que esconde sus verdades más íntimas, las que no puede revelar y que por inconfesas o extremas lo ahogan con impiedad. Son las auténticas tinieblas donde radica el mal.
Sin embargo, ‘El Hombre’ decide ser sincero consigo mismo, que es la única libertad plena que le pueden permitir en un mundo donde el capricho destruye y la sinceridad confronta con la marginación. ¿Cuántas tenebrosas verdades estamos dispuestos a admitirnos en la soledad de nuestro cubil? ¿Cuántas verdades incómodas podemos soltar al mundo sin que nos vuelvan como un boomerang?
“Freud toma la idea del ‘subsuelo’ de Dostoievski”, según Josué Méndez, “para reestructurarla y transformarla, rebautizándola como el inconsciente”. Las pulsiones habitan ese sótano que no queremos mostrar sino al precio de la humillación y la vergüenza. El ‘súper yo’ freudiano sería la superficie: la razón, la contención.
Dostoievski erige así una dicotomía: “La razón es buena, no hay duda, pero la razón es solo razón y satisface únicamente la capacidad racional del hombre. En cambio la voluntad es la manifestación de la vida entera, es decir, de toda una vida humana. Y aunque en esta manifestación nuestra vida resulte una bazofia, es una vida a fin de cuentas y no el resultado de una raíz cuadrada. Quiero vivir para satisfacer toda mi capacidad vital y no solo mi capacidad racional, que solo representa una vigésima parte de toda mi capacidad de vivir”.
La obra teatral
La peculiaridad de esta sólida adaptación teatral es que este mensaje nos llega a través de un buen lenguaje actoral, pero también de un inteligente juego de imágenes y símbolos que capturan la atención del espectador durante una hora y media. Josué Méndez extiende el escenario, lo anima con ritmos, lo acompaña con cantos, le añade sorpresas refrescantes y lo ilustra con imágenes sugestivas. La técnica audiovisual aproxima al espectador a cada gesto del protagonista; vuelve visible su desazón y su miseria.
Los actores Andrea Luna, Mariano Sábato, Juan Carlos Pastor, Guillermo Castañeda y Alex Mori lucen una pulcra interpretación y responden bien a la exigencia de sus personajes. Mención especial merece el actor protagónico, Pietro Sibille, quien nos transmite su gran intensidad y talento en una actuación memorable.
-“El hombre del subsuelo” va en el Centro Cultural de la PUCP, (San Isidro, Lima) hasta el 20 de octubre.