Jocosa heredera de Edgar Allan Poe y más que obvia influencia para “Pataclaun”. Así de amplio es el rango que cubre “Beetlejuice”, la película de Tim Burton de 1988 que, con los años, ha ido ganándose un estatus de culto contemporáneo por lo menos entre una legión de seguidores del director californiano. Su encanto radica en la simpleza de su relato sobre fantasmas: cuando una joven pareja muere súbitamente en un accidente de tránsito, sus almas quedan penando en la enorme casa que cuidadosamente acondicionaron. Pronto, sin embargo, llegarán nuevos inquilinos; y para espantarlos tendrán que recurrir a un espectro más experimentado, pero también más insolente, el Beetlejuice que le da nombre a la película.
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No es la ópera prima de Burton (esa fue “La gran aventura de Pee-wee”, de 1985), pero sí fue la primera película que puede inscribirse dentro de su estilo reconocible: estilizadas fantasías plagadas de humor negro y una ternura gótica que conectaban con públicos muy diversos: amantes de la literatura clásica, aficionados al terror de serie B, introvertidos por naturaleza, futuras legiones de emos, niños y niñas entusiastas por un Halloween eterno. Burton ya había explorado esa dulce oscuridad en algunos cortometrajes (muy recomendables son “Vincent” de 1982 y “Frankenweenie” de 1984), pero en “Beetlejuice” pudo estar a sus anchas y con más recursos.
Protagonizaron la película Alec Baldwin, Geena Davis, Catherine O’Hara, una jovencísima Winona Ryder y Michael Keaton en el papel del protagonista, un fantasma de conducta patanesca, medio impúdico y procaz. La gran interpretación de Keaton se hace aún más valorable si pensamos que, tan solo un año después, pasaría de ser este payaso fúnebre a convertirse en el Batman del propio Burton, sin duda uno de los mejores superhéroes retratados en la gran pantalla.
UNA VIDA DESPUÉS
Han pasado 36 años desde el estreno de “Beetlejuice” y ahora estamos a puertas de la llegada a los cines de su secuela, “Beetlejuice Beetlejuice”, este jueves 5 de setiembre. Una entrega que retoma varios aspectos de la original: la música de Danny Elfman, eterno colaborador del director; una incorrección política a la que Burton no ha querido renunciar, pese a la implacable vigilancia de la policía moral; más efectos prácticos y menos animación digital para la construcción de su paisaje visual; y el regreso de buena parte de su elenco, entre ellos Keaton, Ryder y O’Hara, a quienes se le suma una camada nueva integrada por Jenna Ortega (la que parece ser su nueva musa, luego de protagonizar “Merlina”), Justin Theroux, Willem Dafoe y la italiana Monica Bellucci, flamante novia del director.
Pese al entusiasmo que ha generado la película, no son pocos quienes señalan cierto agotamiento del director en los últimos tiempos. “Creo que en el siglo XXI Burton no ha tenido la fuerza que tuvo en ‘El joven manos de tijera’ o ‘Batman regresa’ –señala el crítico Ricardo Bedoya–. Sus logros son parciales. Ha hecho películas que están en su mundo, pero se las ve algo aguadas, diluidas”. ¿Será esta vuelta a sus raíces más sombrías una forma de recuperar el aliento perdido? Crucemos los dedos.
EL EXTRAÑO MUNDO DE TIM
¿Cuál es la película que lo presenta mejor?
“Batman” (1989)
Por Yero Chuquicaña (escritor)
El “Batman” de Burton, tétrico, oscuro y poético, redefinió al personaje en el cine y sentó las bases para una secuela muy superior, al mismo tiempo que abrió paso al cine moderno de superhéroes. Burton demostró que una visión perfectamente equilibrada con el diseño de producción puede favorecer el estilo de un director sobre el material original. Michael Keaton es imponente como Bruce Wayne y Jack Nicholson se roba la película con su acertada y memorable interpretación del Guasón. El triunfo de este Batman desató la “batilocura” que hoy se mantiene vigente con cada nueva entrega fílmica del Caballero de la Noche.
“El joven manos de tijera” (1990)
Por Diana Foronda (música)
Siempre la vi como una película de culto que trasciende el cine convencional. A través de la historia de Edward, Burton explora temas profundos como la soledad, la aceptación y la búsqueda de identidad, y lo hace mediante su particular estética visual: elementos góticos y surrealistas que provocan que el relato te cautive. Burton construye un ambiente que es lúgubre y acogedor a la vez, y hace de Edward un personaje que emana ternura y aflicción. Una obra maestra conmovedora que llama a la reflexión y que resuena en la mente y el corazón de quien la ve.
“Batman regresa” (1992)
Por Ricardo Bedoya (crítico de cine)
La dimensión del Burton más tirado hacia lo oscuro y lo gótico se resume en el encuentro de Vincent Price con Edward (Johnny Deep) en “El joven manos de tijera”: el propio Burton le pide a Vincent Price que le dé la posta. Allí es cuando el director empieza a hacer sus filmes más interesantes, protagonizados por personajes incompletos, inacabados, a medio camino entre lo animal y lo humano. Cargando todas las cicatrices de lo imperfecto, a medio camino de la evolución. Y en esa galería de personajes, el que más me gusta es el Pingüino (Danny DeVito) de “Batman regresa”. Es un personaje fantástico. Se siente mal en su piel, quiere ser otra cosa, se siente limitado. Envidia a Batman y lo combate porque lo odia, como una especie de Salieri frente a Mozart.
“Ed Wood” (1994)
Por José Carlos Cabrejo (crítico de cine)
Aunque películas como “El joven manos de tijeras” o “Batman” son visualmente representativas del estilo de Burton por sus contrastes entre territorios coloridos y sombríos, “Ed Wood” es igualmente emblemática. En esta película, Burton trasciende esas oposiciones cromáticas y lumínicas con una estética en blanco y negro, reminiscente de las películas serie B de los años 50, y hace que Johnny Depp encarne a un director excéntrico, Edward D. Wood Jr., considerado en algún momento el peor director de la historia. Este tipo de personajes en los que Burton parece reflejarse como en un espejo alienígena, extravagante y freak, son tratados de manera entre infantil y entrañable. Por eso es una película fiel a su visión del mundo.
“El gran pez” (2003)
Por Karin Zielinski (productora y compositora musical)
Una parada obligada en su filmografía que, aunque a primera vista no parece una típica película de Burton, creo que sí logra plasmar toda su visión y estética de una manera mucho más humana y madura, tanto en la forma como en el fondo. El drama se mezcla con la fantasía de una manera más absurda y hermosa que otras películas. Toda esa extravagancia la vemos como algo que nos atrapa a partir de la curiosidad, pero en “El gran pez” también nos vincula porque podemos vernos reflejados en su historia. Creo que eso es lo que la hace tan especial.
“El cadáver de la novia” (2005)
Por María Alejandra Bernedo (historiadora del arte e investigadora)
Esta película sintetiza el universo burtoniano en lo cinematográfico y lo literario (como su poemario ilustrado “La melancólica muerte del Chico Ostra”). Están el uso del ‘stop motion’, sus actores predilectos Depp y Bonham Carter, la estética que bebe del cine expresionista, un argumento cercano a la literatura del romanticismo, y la manifestación hiperbólica del amor que culmina en la máxima entrega posible del sujeto enamorado. Burton se encuentra a sí mismo en el mundo de estos seres fuera de la normalidad: libres de las ataduras de las convenciones sociales, juegan y habitan la calidez que –paradójicamente– los vivos no tienen.
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