RAÚL MENDOZA CÁNEPA (Otros temas para su gusto clickeando aquí)
Héctor López Martínez dice lo siguiente en “Julio Octavio Reyes, corresponsal de La Opinión Nacional en el Huáscar” (1990): “Muchos hombres del siglo XIX consideraron al periodismo como algo intrínsecamente ligado a su siglo, y un timbre de gloria y orgullo ...” Luego señala: “ Emilio Castelar, el gran político español, decía : ‘Cuando tomo entre mis manos un periódico, cuando recorro sus columnas, cuando considero la diversidad de sus materias y la riqueza de sus noticias, no puedo menos de sentir un rapto de orgullo por mi siglo y de compasión hacia los siglos que no han conocido este portento de la inteligencia humana, la creación más extraordinaria de todas sus creaciones’”.
La misión de Reyes
El periodismo de aquel siglo deslumbró en su novedad y aportó el concepto cabal de “corresponsal de guerra”. Uno de ellos fue Julio Octavio Reyes, que reportó desde el Huáscar durante la Guerra del Pacífico. De este personaje trata precisamente el documental que viene preparando Luis Enrique Cam titulado “El Corresponsal del Huáscar” y que se estrenará el 8 de octubre en funciones continuadas dentro del auditorio de Telefónica. Los asistentes podrán conocer y vivir la experiencia de la travesía del histórico monitor a través de animaciones en 3D, entrevistas, reportes, imágenes, etc.
Cam dice: “Cuando estalló la guerra el 5 de abril de 1879 la opinión pública estaba muy interesada en saber que ocurría en el frente de guerra, se enviaron buques y se fortalecieron los puertos y las plazas. Los diarios El Comercio, La Opinión Nacional, El Nacional y La Patria enviaron sus corresponsales”.
La Opinión Nacional asignó a Reyes como corresponsal en el Huáscar. Como tal lo abordó el 16 de mayo de 1879. Desde allí escribió crónicas extensas sobre lo que iba aconteciendo en los combates, en las correrías, en el día a día de los marinos. “Las crónicas describen también las impresiones de Grau. Por ejemplo, en las postrimerías de la campaña naval, Reyes dice que Grau tiene un oscuro presagio, siente que algo grave va a ocurrir”.
El corresponsal del Huáscar no fue solo un testigo pasivo: en cada combate empuñó el fusil, ayudó en toda labor. Grau lo nombró su secretario personal y le ofreció un cargo oficial que rechazó. Cam explica que esa es la razón por la que en las indagaciones de los historiadores “no aparece su nombre en la lista de tripulantes del Huáscar”.
Los periodistas que reportan desde la guerra arriesgan sus vidas. Un ejemplo de esa época fue el periodista de El Comercio, Rodolfo del Campo, quien estaba embarcado en la Independencia cuando ocurrieron los eventos de Iquique, su barco encalló persiguiendo a La Covadonga. Por fortuna el periodista sobrevivió. En el caso de Reyes, fue el azar el que lo apartó del combate de Angamos. Nos dice Cam: “Reyes sobrevive porque en el último viaje que hace Grau a Iquique el 30 de setiembre, el periodista baja a dejar y recoger correspondencia. Incluso se apura por ser puntual. Llega al puerto quince minutos antes de lo acordado para abordar el Huáscar, pero se encuentra con que éste ya había zarpado. Por cuestiones del destino, el corresponsal no se embarcó hacia el combate final”.
De todos modos llegó a padecer en carne propia el sacrificio de su misión periodística. “Cuando termina la campaña naval, Reyes se va al Callao a cubrir la campaña terrestre del sur y luego la de Lima, lo último que reporta es el incendio de Chorrillos. Más tarde, con los chilenos en Lima, cierran su periódico y a él lo meten preso varios meses”.
Grau humanitario
Las crónicas de Reyes recogen las apasionadas arengas de Grau antes de cada combate. El periodista describe, además, cómo los sobrevivientes de la Esmeralda agradecen al héroe el noble gesto del rescate y cómo son atendidos por los médicos del Huáscar. También describe cómo se recoge el cadáver del chileno Prat y los detalles del envío de sus objetos personales a su viuda, a quien Grau le escribe una fina carta.
Sobresale en varias líneas el espíritu compasivo de Grau. “Reyes lo describe humanitario, preocupado por las necesidades de los marineros. Cuando muere alguien a bordo del Huáscar, Grau lo lamenta hondamente. El marino no teme hacer visible su dolor”.
El periodista narra un hecho que describe la personalidad piadosa de Grau. Cam nos lo cuenta: “El Huáscar se encuentra con el Matías Cousiño la brumosa mañana del 9 de julio y hace un disparo sobre la embarcación chilena. Grau ordena al capitán que se rinda: ‘Ríndanse porque vamos a mandar a pique el barco’, grita. Desea hundirlo cuando esté vacío, pues no quiere sacrificar una sola vida”. Dos barcos chilenos se acercan, por lo que el Huáscar abandona su plan. Grau prefirió respetar la vida que lograr una ventaja sobre el enemigo.
Reyes fue un periodista nato. A los 18 años escribíó en El Cascabel. A los 24 ingresó a La Opinión Nacional. Fue preso en la invasión, luego liberado. Cuando Piérola llegó al poder, Reyes viajó a Guayaquil, allí fundó “El grito del pueblo”. Murió en 1903.