Vestida de coqueta policía, le hace mil guiños a la cámara. Sonríe, cruza las piernas, hace gestos de asombro. Fabiola Arteaga se ha tomado el humor en serio o, mejor dicho, ha hecho de “Humorbo”, su stand-up comedy, un curso de educación sexual. Escribió el guion a partir de los manuales de Apropo (Apoyo a Programas de Población), y en el escenario, con la ayuda de una vagina de tela, enseña entre risas y rubores la ubicación del mítico punto G. También ha adaptado su espectáculo en un libro ilustrado. Fabiola, por momentos, habla como si estuviera en pleno show.
¿Cómo nace la idea de hacer comedia a través del tema sexual?Suelo presentar temas que me han marcado de alguna manera y me permiten hacer una catarsis con mucho humor, y el sexo es uno de ellos. Siempre me invadió la curiosidad por averiguar qué pasa después de la rutina de una pareja que está junta por mucho tiempo. Me he paseado por distintos sex shops, he visto juguetes, preservativos con retardantes, espuelas y sabores que ni me imaginaba. Comencé a preguntar, a comprar cosas. Muchos hemos visto el sexo en las películas, las revistas, pero a la hora de la hora todo es diferente. [Cambia el tono de su voz: “Qué paja es hacerlo en la tina como en el cine, pero nadie tiene en su baño la tina que sale en la película. La verdad es que es incómodo y ¡no entran los dos juntos!”].
Ironizas esa contradicción que hay entre la fantasía y la realidad.Claro. Tú en la película ves que él le da un beso en la oreja a la chica y ella ya se quitó la blusa. Pero en la realidad le das un beso en la oreja y no pasa nada... O esperas a tu príncipe azul y llega y se quita la ropa y se queda con las medias del terno puestas. ¡Malazo! Ahora, si eso te pasa a los 20, sales corriendo, pero si te pasa después de los 40, es probable que lo pienses dos veces antes de irte [risas].
En medio del humor dices que tratas de educar a la gente… Hablo de cosas que parecen sencillas, pero no lo son. La mejor manera de poner un condón, por ejemplo. Les enseño a los hombres y mujeres dónde queda el punto G porque la mayoría no lo sabe.
Siempre enfatizas que estudiaste en el colegio Villa María. ¿Qué pasó ahí?Eso sí me ha marcado, ah. Un colegio de monjas y demasiadas mujeres por promoción. Éramos 160 y creo que mucha hormona femenina junta es un caos, una locura. Mi colegio, bueno, era sumamente cucufato. Íbamos a misa cada semana y las confesiones eran obligatorias. Teníamos una vida muy encapsulada. Por eso muchas chicas terminaban el colegio y salían embarazadas porque no tenían idea de lo que pasaba más allá de sus narices. Éramos las princesas que no sabíamos ni cómo llegar a la avenida Salaverry [risas].
¿Cómo descubriste la sexualidad?Felizmente, en mi casa mi mamá y mi papá fueron muy abiertos. Siempre llamaban a las cosas por su nombre: “tu vagina”, “tu pene”, “un niño nace así”, y nos enseñaban con libros y todo. Por eso, el sexo nunca fue un tema que me diera roche. He estado casada por muchos años, luego me divorcié y he tenido otras parejas. He podido comparar y bajarme de la nube…
¿Cómo ves el desarrollo del stand-up en nuestro medio? Hay mucha gente haciendo este tipo de espectáculos, más chicos que chicas, en realidad. Pero se debe profundizar en la actuación, por eso deben existir más talleres para exigir también mejores condiciones en los eventos. Muchos creen que subir al escenario es fácil y te dicen “te paras ahí un ratito y haces algo…”.
A propósito, ¿existe alguna diferencia entre el stand-up y el unipersonal?El stand-up es un monólogo con una luz y un micrófono. En cambio, en el unipersonal existen otros elementos: música, videos, mayor interacción con el público y se pueden hacer distintos personajes. En mis espectáculos me gusta tener, por ejemplo, música en vivo y diversos efectos.
¿Qué estás preparando para después de “Humorbo”?Estoy escribiendo un nuevo guion, y ya lo contaré en su momento. Por ahora tengo el título, se llamará “Retocada”, de recontra loca, de los retoques que uno se hace después de los 40, y de recontra manoseada también [risas]. Espero tenerlo listo a inicios del próximo año.
La del estribo Dictarás un taller en agosto.Me encanta enseñar, lo disfruto mucho. Vienen grupos de personas muy diferentes. No todos quieren ser comediantes: también vienen gerentes que buscan tener mejor llegada, etc. Es un taller que dicto dos veces a la semana. Además, enseño técnicas para elaborar un monólogo de humor. Lo mejor en el stand-up es hablar de ti mismo o cómo el entorno se relaciona contigo. Por ahí empezamos.Más información en ania@aniavillegasperu.com