Molly Nilsson (Estocolmo, 1984) dejó hace tiempo de ser el secreto mejor guardado del indie y se ha convertido en una compositora y cantante con una de las masas de seguidores más fieles de Europa. Conversamos con la artista (vino a dar un par de conciertos invitada por Plastilina Records) acerca de su paso por la capital y sus coqueteos con la cumbia.
¿Cómo estuvieron las tocadas? ¿Sentiste la conexión con el público?Lo pasé genial. El público parecía eufórico y eso probablemente tuvo mucho que ver para que fuera una noche tan inspiradora y divertida. Hubo un montón de actuaciones que culminaron en la mía. Así que supongo que coseché la excitación de la última hora.
Tu relación con Latinoamérica ha evolucionado desde tu primera visita. Dices que prefieres Lima a las zonas rurales. ¿Qué te atrae de todo este caos?Suelo sentirme fascinada por las ciudades más que por el campo. Me inspira bastante mirar a la gente en la calle o escuchar el tráfico de la hora punta. Existe un orden en todo ese caos. Es como mirar el mar, relajante en su monotonía pero siempre cambiante. Todas las vidas y la larga línea de historias vinculadas a ellas son precisamente lo que me mantiene enamorada de la humanidad, cómo nos las arreglamos para convivir y por qué mantenemos esa necesidad de apelotonarnos en lugares atestados. Las ciudades son los únicos organismos que no fallecen de muerte natural.
Parece que la narración es, más que un recurso como lo pueden ser los sintetizadores u otros instrumentos, un elemento estructural en tu trabajo. Hay una interesante ola de letristas haciendo maravillas con el lenguaje y la poesía. ¿Lees mucho? Definitivamente. Cuando escribo, las letras son lo que más me entusiasma. Leo bastante, pero no siempre. A veces leo más prosa, por ratos no ficción, pero la poesía siempre está ahí. Leer un gran poema es como comer chocolate negro, solo necesitas un pedacito para disfrutar por largo tiempo, mientras que podrías comerte una caja entera de golosinas de mala calidad sin disfrutar ni un poquito. Una metáfora muy mala, ya lo sé [risas].
En tus canciones equilibras la intensidad con una especie de desapego. ¿Esto es intencional o se da orgánicamente?Sea lo que sea acerca de lo que cante, intento encontrar el enfoque más personal al respecto. Alguna clase de núcleo que funcione para explicar un asunto o un sentimiento más grande. Cuando tengo éxito en ello me siento muy orgullosa. Muchas de las cosas que uno siente la necesidad de expresar pueden ser preguntas difíciles y solemnes, así que normalmente trato de soltar alguna broma en medio de todo eso. No soporto la ‘música triste’. Incluso en mis momentos más oscuros busco algo que me haga sonreír y aplico eso también a mis canciones. Me gusta pensar en ello como esperanza.
Cuéntanos sobre el disco en el que estás trabajando actualmente y acerca del proyecto de grabar en español.Estoy en medio de la producción de un nuevo EP. Decidí que tenía que ponerme al día con mi nuevo material lo más pronto posible para no bloquearme, lo cual es un peligro cuando estás de gira y no tienes tiempo para escribir o grabar. Usualmente mi aproximación al proceso consiste en hacer un disco solo para mi propio disfrute y así quitarme la presión de encima. Creo que será algo así cuando grabe en castellano. Mi español no es muy bueno pero creo que será muy liberador jugar con una nueva lengua y permitirme cantar en nuevas formas.
Leí que te gustaron unos remixes de cumbia. ¿Te interesa explorar el género o eso ya es ir demasiado lejos?¡Nada es ir demasiado lejos! La mayoría de artistas va superlejos siguiendo sus propias ideas y acaba desconcertando a sus fans en el camino antes de ‘volver’. Yo, por ejemplo, amo por encima de todo esas fases y espero ‘decepcionar’ a mucha gente antes de, finalmente, ver hacia dónde iba. Así que, claro, cumbia, ¿por qué no?
¿Buscarás más colaboraciones electrónicas, como aquella con John Maus?Nunca busco colaboraciones. Estoy supersatisfecha explorando mi mundo por mí misma. Al contrario, tengo la sensación de que hay mucha gente interesada en colaborar conmigo. Muy a menudo son hombres los que se aproximan y, frecuentemente, tienen éxito en quedarse con todo el crédito. Es un asunto de género. Todavía me preguntan por la canción de la que Maus hizo un cover, pero casi nadie le pregunta a él por qué decidió versionar una canción mía.
La del estriboComentabas que te interesa volver a Lima. ¿Cómo te imaginas tu próxima visita?Ya tengo planes de volver a Latinoamérica. Cuando el proyecto de mi álbum en castellano se haga más concreto, definitivamente volveré a Lima para una visita más larga. Ha sido muy inspirador hasta ahora y siento que la ciudad tiene mucho más para ofrecerme. No lo digo simplemente como un cumplido, Lima es definitivamente una de mis ciudades favoritas de la vida.