Llega por primera vez a Lima para presentar un doble proyecto: su nuevo disco “Arde Estocolmo” y poemas musicalizados de Joaquín Sabina, interpretados por una treintena de artistas. El concierto será el 23 de agosto en el teatro Pirandello.
Esperaste cinco años para lanzar un disco nuevo y otro con sonetos de Sabina musicalizados. ¿Por qué este regreso doble?“El mono espabilado”, mi último disco de temas originales, salió en efecto el 2011. En el 2013 me embarqué en dos trabajos: un primer CD triple que se llamó “30 años”, y después un DVD que se llamó “20 Años Libertad 8”, que grabé en el local donde comencé mi carrera en Madrid (ese año se cumplían, por un lado, 30 desde que comencé en la música y, por otro, 20 de mi llegada a la capital). Una vez que terminé el trabajo —básicamente discos de repaso, compilatorios, grabados en vivo y solo con guitarra—, quería hacer un disco de temas nuevos, pero para ese entonces ya le estaba poniendo música a algunos sonetos de Sabina. Entonces, en algún momento diseñé un sistema de trabajo en solitario (yo me encargo de los arreglos, de la producción, de la interpretación, de los instrumentos), y decidí convertir el proyecto de Sabina en un disco colectivo para que cantaran otros artistas. Me embarqué en ello, de manera que fui creando las canciones, a la vez que grabando y arreglando. Me lo planteé a largo plazo, estuve un año y medio trabajando; en fin, así llegamos a abril del 2016, cuando salieron al mercado ambos discos: “Arde Estocolmo”, que son canciones mías más dos o tres poemas que canto de otros autores; y “14 de ciento volando”, que es el de poemas de Sabina, interpretado por una treintena de músicos.
¿Por qué se te ocurrió trabajar precisamente con los sonetos de Sabina?Mi trabajo con sonetos comenzó antes. Mientras escribía las canciones de “El mono espabilado”, empecé a trabajar un proyecto de musicalización de sonetos, basado en una lista que me pasó el poeta Luis García Montero. Le puse música a 20 que comenzaban con Garcilaso, Lope de Vega, Quevedo, y luego pasaba por autores más modernos como Darío, Borges, Lorca, Neruda, Alberti y así… hasta hoy. Incluso en ese proyecto ya había incluido un soneto de Sabina, de Luis Eduardo Aute, de Silvio Rodríguez. Una parte importante de ese trabajo, que consistió en 20 canciones, la grabó Miguel Poveda, un artista español que pertenece al mundo del flamenco. Una vez que terminé, me acordé del libro de cien sonetos de Sabina. Y me dije, “Bueno, quizá ahora, con esta carrerilla que he tomado, podría hacer un trabajo pero ya especializado, monográfico”. Así fue como nació la idea.
¿Y lo conversaste con él?No, la iniciativa fue completamente mía, yo decidí hacer el proyecto, que lo iban a cantar otros artistas, elegí los sonetos y a los intérpretes. Pero un día que coincidí con él en el concierto de presentación de “50 años no es nada”, de Víctor Manuel, en Madrid, le conté lo que estaba haciendo y le gustó mucho la idea.
Ya que el proyecto nace como un ejercicio tuyo, ¿por qué convocar a tantísimos otros artistas? ¿O la idea era hacer una especie de homenaje a Sabina?Aunque no es la intención primera, sí que hay, por supuesto, de mi parte y de parte de todos los artistas que participaron, hacer un homenaje a Joaquín como escritor, un disco tributo de manera velada.
La relación de contribuyentes al disco ha sido bastante ecléctica. ¿Fue intencional que haya desde raperos hasta flamencos para darle color al disco? ¿No ha habido un conflicto de egos entre tantos artistas?No, conflicto de egos no hubo. En cualquier caso, siempre he estado yo como mediador; pero tampoco es que hayan participado artistas especialmente ególatras, todo lo contrario, la verdad es que todos estuvieron encantados de participar. Cuando les tocó hacer dúos o tríos, se reunieron en otras ciudades y países, porque cada uno vive en distintos lugares. En cuanto al eclecticismo, sí, yo quería que, por un lado, el disco tuviera mis referencias en el mundo de los cantautores, como Silvio Rodríguez, Milanés, Serrat, Aute, el propio Sabina y Miguel Ríos, Víctor Manuel y Ana Belén. Estos artistas forman parte de mis referencias más directas. Y luego, quería que hubiera un poco de todos los estilos: un representante del hip hop, del flamenco, del pop, del rock (como Bunbury)…
En cuanto a “Arde Estocolmo”, la canción que da nombre al disco tiene una engañosa sencillez en su letra, pero es evidente que hace referencia a los estados de bienestar que en realidad esconden una serie de fricciones que se están viendo actualmente en toda Europa, ya no solo Estocolmo. Citándote a ti mismo, ¿”cuántos más sofás se van a mover y qué vamos a encontrar cuando se muevan”?Yo creo que vamos a seguir encontrando un poco más, pero sobre todo, nos vamos a dar cuenta de que las cosas no son tan bonitas como nos las pintaron.
Pero de eso ya se dieron cuenta hace un rato, ¿no?Sí, pero es cierto que sigue habiendo una intención de ver algo como un ideal. De todas formas, “Arde Estocolmo” como canción escrita, ya tiene un año y medio, ¿no? Desde entonces Europa está patas arriba, se han movido todos los sofás y está saliendo toda la porquería de todo el continente. Con conflictos muy graves como la crisis de los refugiados, el terrorismo salvaje… es terrible, pero creo que hay también una mala gestión: la violencia no se puede combatir con más violencia o represión o recortes de libertades civiles y sociales. Es todo un desastre, ha salido toda la porquería. Pero la canción hace referencia a civilizaciones “avanzadas” y es Estocolmo LA referencia del estado de bienestar. Pero resulta que en la periferia de Estocolmo hay una cuestión de inmigración mal gestionada, actos de brutalidad policial, etc. Para mí es la destrucción de esa imagen que nos vendieron siempre de pulcritud permanente, pero se han olvidado de barrer debajo de esos sofás, y si los mueves, aparece una realidad que está oculta a la idea que te venden. Y eso tiene una lectura también en España. Aquí llevamos 40 años de democracia que también se ha vendido como ideal, pero también hay muchos casos de corrupción política.
Creo que siempre has estado ideológicamente a la izquierda. ¿Cuál es el rol que debe cumplir actualmente la izquierda en esa coyuntura? ¿Por qué es tan difícil ahora mismo hacer gobierno? Parece que hubiera una crisis de entendimiento en toda España, percibimos que no son capaces de ponerse de acuerdo en cosas elementales.Siempre he sido de izquierda. Creo que un gobierno de izquierda en España es la única posibilidad de cambio real para nuestra sociedad porque, de alguna forma, podría recoger todo ese desencanto y todos esos movimientos que se iniciaron con el 15M de hace algunos años. ¿Por qué no se ponen de acuerdo? Porque no es tan sencillo. En realidad, las partes que se tendrían que poner de acuerdo para gobernar no son tan cercanas ideológicamente. Hay una inmensa mayoría que vota por el centro, pero el centro es difuso: ni derecha ni izquierda, pero parece más cercana a una y a la otra. Entonces, es difícil llegar a un acuerdo porque ciertamente tienen programas y políticas diferentes. Ojalá que en España hubiera ahora mismo una cercanía mayor entre el Partido Socialista y Podemos, para construir un gobierno de izquierda. Ya se dio la confluencia entre lo que aquí se llama Izquierda Unida y Podemos. En el Partido Socialista hay un ala que podría, pero hay otra que apuesta más por la confluencia con la centro-derecha. Es todo complicadísimo. Ojalá se llegara a un acuerdo, y ojalá fuera una política de izquierda y de cambio real.
Una de las consecuencias negativas de las malas gestiones de las crisis de las que hablabas hace un momento es el resurgimiento de los nacionalismos, que además están asociados a la derecha, digamos. Siendo canario y teniendo ustedes una identidad muy particular, ¿cómo ves tú este fenómeno? Para nosotros es extraño ver que renazcan sentimientos así en Europa.Yo diferenciaría, porque una cosa es lo que está sucediendo en Francia, y otra es la que se da aquí en España con la cuestión de Cataluña o del País Vasco. La realidad de la ultraderecha que aflora en Europa es distinta, para mí incomprensible, de la misma manera que no tiene sentido que Inglaterra haya decidido separarse de la Unión Europea, o las políticas que apuntan a la expulsión prácticamente de los inmigrantes… Todo eso es una barbaridad que no conduce a nada bueno. Otra cosa es, por ejemplo, lo que sucede dentro España, porque es como si fuera un Estado de naciones donde claramente hay realidades culturales diferentes. Si por mí fuera, no habría países ni fronteras. Sé que es algo muy ingenuo, pero lo que me interesa es la cuestión universal, porque creo que, al final, los problemas que nos afectan más o menos a todos son los mismos. Pero sí es verdad que en España se hace una gestión que no es muy buena. En Cataluña, por ejemplo, casi el 50% de la gente está a favor de la separación. Y no se puede dejar de escuchar lo que dice la mitad de la población de un lugar. Creo que este asunto se hubiera resuelto hace muchísimo tiempo si es que hubiera habido un referéndum entre los catalanes para que pudieran dar su opinión sobre lo que les parece más correcto. Nos habríamos ahorrado muchos problemas. En Escocia se hizo así. Esto es un tema, ¿no? Lo de los nacionalismos y la ultraderecha europeos me parece sumamente preocupante.
¿Y cómo ves el futuro próximo?Francamente, no lo sé, porque ha pasado esto en Inglaterra, pero parece ser que después de que han votado ellos mismos se están arrepintiendo. Entonces, ojalá ese cambio que espero que se produzca en España también se dé en otros sitios de Europa, y haya una política más clara y más humana a nivel de la Unión Europea en relación con el tema de los refugiados. Yo soy de las islas Canarias, que es un lugar históricamente de inmigrantes que se fueron a América Latina. Ahora a nosotros nos toca recibir. En una época, éramos nosotros los que íbamos. No sé hacia dónde va a ir todo esto porque tampoco soy un analista político. Pero en fin, lo que espero que pase es que Europa entre en razón, y se hagan otro tipo de políticas. Yo creo que se puede. Fueron los inmigrantes quienes ayudaron a levantar los países históricamente. Qué sería de Estados Unidos sin los inmigrantes. Qué sería de España sin los inmigrantes de Inglaterra y de tantas otras partes.
Hay también, sin embargo, este elogio a la risa con el que abres el disco. ¿Qué motivos encuentras todavía para reír?El humor y el pensamiento positivo hay que tenerlos siempre, pase lo que pase. Siempre tendremos la risa como un poder, como algo que nos ayuda. Siempre, después de reír, nos sentimos mejor. La risa es un poder con el que contamos para mantenernos contra la adversidad. Cuando uno conserva el ánimo hacia arriba, puede sobrellevar mejor incluso los golpes más duros.
Siempre he sabido de esta relación entre lo canario y Latinoamérica. ¿Cómo es tu percepción del continente de hoy? ¿Crees que todavía persiste esa imagen idealizada de los sesenta y setenta?Mi relación con Latinoamérica ha sido constante desde siempre, desde esta cosa de los años setenta, hasta este impulso más moderno, que coincidió con todos estos cambios que se dieron a partir de los noventa, cuando se atrevió a reclamar de nuevo su autonomía de políticas que le generaban una dependencia con Norteamérica. Tampoco estoy súper al día con lo que sucede allí, pero todo este movimiento que surgió en los noventa me parece positivo, parecía que había un renacer. Esa es la sensación que tengo, la de una mayor cooperación entre países para crear una América fuerte. Ahora parece ser que todo esto está empezando a tambalearse. Creo que, al final, funciona a base de ciclos, como un péndulo. Como en todos lados, tienen también muchos casos de corrupción, que lleva al desencanto de la ciudadanía.
Después de más de 12 discos solo, más los que tienes con Taller Canario, tu banda original, ¿cómo miras tu carrera en retrospectiva? ¿Cómo te ves en relación a lo que has hecho, y qué esperas de lo que vendrá?Bueno, hice este receso en el 2013, un repaso con perspectiva de todo lo que había hecho en esos 30 años de carrera. Y creo que inmediatamente después, y coincidiendo con cumplir 50 años, hice estos dos proyectos donde me enfrenté en solitario a tratar de poner toda mi experiencia acumulada, todo lo que aprendí. Todo está ahí, en “Arde Estocolmo” y en “14 de ciento volando”. Ahí digo todo lo que he podido aprender de esta profesión. Quiere decir con esto también que me encuentro en el mejor momento de mi carrera, porque he logrado volcar todos mis conocimientos musicales. La verdad es que estoy muy contento con el resultado y con lo que he aprendido. En el disco hay cosas que tienen que ver con el folklore de las Canarias, está toda mi vena latinoamericana, todo lo que he bebido (porque hay muchos elementos que tienen que ver con la música argentina, cubana, brasileña), pero al mismo tiempo hay toques de modernidad. En el concierto de Lima presentaré “Arde Estocolmo”, cantaré algunos de los sonetos de Sabina y, por supuesto, cosas de mi repertorio anterior, los clásicos, lo que la gente más me ha pedido en los últimos años y, también siempre suelo rescatar temas que no canté tanto. Es un poco un compendio de todo esto.
¿Qué tan distinto o difícil es escribir para ti y para otros?Eso es muy sencillo de responder porque para otros no escribí nunca, salvo alguna ocasión muy concreta en que me hicieron un encargo. Siempre escribí para mí, y siempre traté de que los otros se identificaran con algunas de mis canciones. Así sucedió con “Contamíname” y Ana Belén y Víctor Manuel, y con muchísimas otras canciones. Siempre escribo pensando en que soy yo quien las va a interpretar; pero bueno, como yo no puedo cantar todo, si alguien me pide una canción, le muestro el material y las canciones que tengo escritas. Creo que por eso mis canciones fueron cantadas mucho. Por ejemplo, Paloma San Basilio cantó una canción mía que se llama “Las gafas de Lennon”. Ella fue quien la escuchó y la quiso cantar. Pero si me hubieran dicho “escribe una canción para Paloma San Basilio”, nunca hubiera escrito esa; quizá hubiera escrito otra que a ella no le hubiera gustado.
En alguna entrevista que de chico te impactó la lectura de “Los cachorros”…Porque Vargas Llosa es un escritor excelente, con quien tengo a nivel ideológico muchas diferencias, pero eso no quita que sea fabuloso, uno de los grandes autores de la literatura hispanoamericana. Me lo mandaron a leer en el colegio y todavía hoy lo recuerdo. Hace tres o cuatro años lo volví a leer. Ahora estoy encantado con la poesía de José Watanabe: me parece maravillosa.