El Festival de Artes Escénicas (FAE) no deja de sorprender gratamente a los aficionados al teatro. Uno de sus mayores atractivos, en su versión 2019, es la escenificación de Medea electrónica, una adaptación a cargo de la compañía de teatro británica Pecho Mama, cuya dirección recae en la experimentada Mella Faye, reconocida en el circuito por su espíritu impetuoso y original. La obra explora un género poco convencional, el concierto-teatro. Así, la puesta en escena es un drama intenso que se desarrolla en el caos de un concierto en vivo. La música —inspirada en la electrónica de los años ochenta— conecta al público con el personaje y lo hace estremecer ante la caída de la protagonista. Mella Faye nos cuenta lo que hay detrás de una producción compleja que ha sido aclamada en todos los escenarios por los que ha pasado.¿Por qué eligen el drama de Medea para una adaptación electrónica? Medea es un mito griego sorprendentemente poderoso y lo hemos adaptado de la versión de Eurípides, la cual fue escrita en el año 431 antes de Cristo. Quería escoger un personaje femenino histórico con muchas complejidades y no una que pueda ser fácilmente aplaudida por su grandeza. Fue mi hermano, quien también está muy involucrado en el mundo del teatro, quien me sugirió que le eche un vistazo a esta historia. Medea es una heroína y un demonio al mismo tiempo. Aborrecemos sus acciones, pero deseamos con igual intensidad que logre lo que se propone. ¡Ella asesina a sus hijos y luego parte de manera heroica en un carruaje de oro! Hay que reconocer que tenemos solo unos cuantos personajes mujeres de este tipo en la historia. El elemento electrónico viene de la música, pues, como banda, disfrutamos bastante tocar instrumentos electrónicos.¿Por qué ambientar la obra en los años ochenta? ¿Qué gana la adaptación al colocar a Medea en aquella época? Queríamos retroceder en la historia lo suficiente como para escapar de los años en que todo se encuentra tecnológicamente conectado. Nuestra Medea está atrapada en una casa, en un pueblo pequeño con un solo teléfono. Esto logra que se le añada una sensación de aislamiento. También consideramos que se conseguía una gran conexión con la música que estábamos realizando. Cuéntame un poco sobre tu compañía, Pecho Mama. Es bastante joven.Sí, lo es. Somos tres amigos bastante cercanos que hemos trabajado juntos en muchos otros proyectos similares y compartimos ese deseo intenso de trabajar el uno con el otro para crear algo radicalmente nuevo que se complemente con la música. De hecho hemos estado trabajando juntos por muchos años en otros espacios, pero la compañía en sí es bastante nueva. Medea electrónica es nuestra primera producción y actualmente nos encontramos trabajando en una segunda presentación que se llama Divine intervention (‘Intervención divina’) que toca los temas de la pérdida y la adicción.Su trabajo es bastante disruptivo. ¿Cómo reacciona el público ante las presentaciones?Es disruptivo, sí, pero eso no significa una desconexión con el público. El público se siente completamente absorbido y atraído por la historia y la encuentran bastante conmovedora e impactante. Esta es una obra bastante oscura, pero también es muy empoderadora. Existe una evidente sensación de transformación.He leído que su compañía busca romper los límites entre la música y el teatro. ¿Qué limitaciones encontró antes de crear Pecho Mama? ¿Es difícil conectarse con un público acostumbrado al teatro convencional?La idea de crear esta pieza, que es tanto música en vivo como teatro, vino de la enorme pasión que sentimos por ambas expresiones artísticas. No fue una decisión muy pensada, fue más desarrollada con el corazón. No es tan difícil como se piensa crear esa conexión; creo que las audiencias están deseosas de nuevas experiencias y que se encuentran predispuestas a conocer estas nuevas propuestas.
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