La crisis sanitaria y el confinamiento a causa de la COVID-19 ha tenido un impacto significativo en el factor emocional de los niños y adolescentes. Según un estudio realizado por el Ministerio de Salud (Minsa) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en el 2021 reveló que de cada diez menores de edad, tres de ellos desarrollaron un problema de salud mental en el marco de la pandemia.
La depresión, por ejemplo, es un trastorno psicológico que últimamente se ha vuelto más frecuente en los infantes y su detonante involucra circunstancias sociales, familiares, ambientales e incluso hereditarias. Es tarea de los padres estar alertas a los síntomas y no confundirlos con berrinches, ya ésta enfermedad gana terreno rápidamente y se vuelve cada vez más peligrosa poniendo en riesgo la vida de tu menor hijo.
¿Cuáles son las causas de la depresión infantil?
Las Universidad de Navarra señala que se origina a causa de la interacción entre factores psicosociales y de personalidad, con factores biológicos, como alteraciones en los neurotransmisores cerebrales (serotonina, dopamina, y la noradrenalina) y/o cambios hormonales.
En niños, la depresión infantil se ve influenciada por episodios traumáticos en la primera infancia (abuso físico y/o emocional por parte de sus padres o cuidadores). De igual forma, implica la comunicación y vínculo que desarrollan los progenitores entre ellos y con el menor. Por ejemplo, una pareja que discute y se agrede todo el tiempo, que son fríos, poco comunicativos y ausentes con su hijo, deja abierta la puerta abierta a esta enfermedad.
La manera en cómo se desenvuelve en la escuela y en sus círculos sociales también tiene mucho que ver, ya que es en estos espacios donde se suscitan con frecuencia episodios de bullying. Asimismo, limitar su relación con otros niños de su edad.
En cuanto a la genética, los menores cuyos padres o abuelos han tenido complicaciones en su salud mental, son tres veces más propensos a desarrollar depresión, en comparación con niños de progenitores sanos.
Signos de alerta ante depresión infantil
Tanto padres como personas a cargo del menor, tienen la tarea de monitorear su conducta y los comentarios que realiza. De éste modo se tendrá un panorama más claro sobre el bienestar emocional del niño. A continuación algunas señales que debes tomar en cuenta:
- Alteraciones en el sueño, ya sea problemas para conciliar el descanso o excesivas horas en la cama.
- Su apetito comienza a variar, en algunos casos las ganas de comer disminuyen y en otros aumenta el deseo de comer más de la cuenta.
- El menor se muestra desganado y no muestra interés ni expectativa por las actividades que realizaba anteriormente.
- Presenta dificultades para concentrarse y disminuye su rendimiento en la escuela
- Todo el día está triste y llora sin razón aparente.
- Tiene comentarios y sentimientos autodestructivos.
¿Qué hago si mi hijo tiene depresión?
Una vez identificados los síntomas, lo siguiente es acudir a un especialista en salud mental, un psiquiatra o psicólogo clínico. Asimismo, cuando empieces a notar anomalías en tu pequeño, puedes consultar primeramente con tu médico pediatra de confianza, quien te ayudará a elegir el camino correcto para el tratamiento.
La familia juega un rol fundamental en el proceso de recuperación del paciente, mostrarse cercanos, comprensivos y sobre todo acompañar su proceso con mucho amor, serán herramientas claves para superar la enfermedad.
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