Las vitaminas son sustancias esenciales para el bienestar del organismo. Por tanto, es de vital importancia que se encuentren presentes en la alimentación, especialmente en la de los más pequeños. Es en la niñez cuando se establecen los cimientos para garantizar el buen desarrollo del cuerpo, tanto a nivel físico como emocional.
En ese grupo de vitaminas importantes se encuentra la de tipo C, y de no incluirla en la alimentación de nuestros hijos, los estaríamos exponiendo a contraer enfermedades, en especial las que afectan directamente al sistema inmunitario. En la siguiente nota te contamos por qué no debe faltar en la dieta de los más pequeños de casa.
¿Qué funciones cumple?
También conocida en términos científicos como ácido ascórbico. La National Institutes of Health lo define en un artículo como un nutriente hidrosaluble, es decir que se disuelve en el agua, que cumple la función de antioxidante, por lo que ayuda a tratar los estragos provocados por los radicales libres.
Asimismo, gracias a este factor, la vitamina C permite fortalecer el sistema inmunitario, acción fundamental para reforzar las defensas de lo niños y evitar que puedan contraer una enfermedad viral con facilidad (algo que ocurre con mucha frecuencia durante el periodo escolar).
Los niños suelen estar en constante actividad, o como se dice coloquialmente, “nunca están quietos”, por lo que los pequeños accidentes -como las caídas- están a la orden del día, por lo que nuestros hijos están propensos a aparecer con algún raspón o moretón. Gracias a la vitamina C, el cuerpo produce una gran cantidad de colágeno, lo cual permite que el proceso de cicatrización sea mucho más rápido.
Otro dato que quizá desconocíamos de este poderoso antioxidantes, según el Nemours KidsHealth, es que también se involucra en la absorción de hierro. En una edad temprana, el hierro es fundamental para mantener el bienestar del organismo, ya que previene la aparición de la anemia. Por otro lado, su ingesta durante la gestación permite que fortalecer el buen desarrollo del embrión.
Cantidades adecuadas
El National Institutes of Health, aconseja iniciar la ingesta de vitamina C desde el inicio de las primeras comidas, hasta los seis meses la dosis recomendada es 40 mg. Posteriormente, 50 mg hasta el primer año de vida; 15 mg hasta los tres años; 25 mg hasta los ocho años; 45 mg hasta la entrada a la pubertad, es decir, trece años. En varones hasta los 18 años, sugiere el consumo de 75 mg y en mujeres 65 mg.
¿Dónde encontramos la vitamina C?
De manera natural se encuentra en todos los cítricos, las fresas, la zanahoria, el kiwi, la col, los pimientos rojos, los tomates, el brócoli y el melón.
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