El 8 de noviembre de 1999 el siglo XX terminaba junto con la vida de César Miró. A las 6 de la tarde, a los 92 años, el compositor de ‘Todos vuelven’ abandonó esta vida. Desde entonces pasea en la memoria de millones de personas. Miembro de la Academia Peruana de la Lengua, entre otros cargos, Miró fue, ante todo, un artista excepcional. Un hombre de mil facetas.
No solo fue un culto periodista y literato de rica sensibilidad, sino también un fino dibujante. Su nombre completo era César Alfredo Miró Quesada Bahamonde (1907-1999), y estudió en La Inmaculada en los años 20, de donde partía para leer, horas de horas, en la Biblioteca Nacional de la avenida Abancay.
¿Qué leía? Sus amigos dicen que en esos años revisaba febrilmente los poemas de Francisco de Quevedo, y también los cuentos y novelas de Fedor Dostoievski y Leon Tolstoi. Pero su autor predilecto fue el novelista Marcel Proust, a quien admiró al punto de hospedarse en Francia en los lugares por donde pasó en vida el escritor galo.
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