El alborotado ritmo de Dámaso Pérez Prado se roba, de pronto, la cadencia y romanticismo que habían impuesto un par de boleros de Los Panchos en el salón más alegre del Instituto de la Memoria, Depresión y Enfermedades de Riesgo (Imeder), en La Molina. “Mambo” brota de los potentes parlantes de una laptop y automáticamente Olga Nugent Reyes viuda de Leguía, de 83 años, salta de su asiento, alza los brazos y mueve las piernas rápidamente tratando de llevar el ritmo de ‘garabato’ de la frenética canción que sin duda la conecta con su juventud.
Por memontos cierra los ojos. “Esto me transporta”, comenta. Olga comparte su emoción con otras 10 señoras de la tercera edad que, como ella, padecen de deterioro cognitivo leve, el estadío intermedio entre el envejecimiento normal y la demencia, cuyo tipo más común es la enfermedad de Alzheimer. Todas protagonizan una sesión de gimnasia mental con terapia musical.
Al final de la reunión, Olga expresaría que esa canción de los años 50 le hizo recordar sus épocas doradas. “Uno bailaba 'Mambo' y luego debía ir a confesarse a la iglesia”, diría solo minutos antes de cantar “La cumparsita” de la mano de la voz inmortal de Carlos Gardel que sale de un smartphone del siglo XXI. “¡Ah! ¡Tango! Me hace recordar los años que pasamos en Argentina. es que mi esposo era diplomático”, explicaría Olga.
Cada una de las damas recordó episodios de su vida con las diferentes canciones que oyeron en la sesión. Y todas expresaron con sus rostros y sus gestos las emociones que esos recuerdos agitaban en su interior. Carol Cabrera Ortiz, la psicóloga clínica que ponía la música y monitoreaba el ejercicio explica que en pacientes con deterioro cognitivo –que, por ejemplo, olvidan recados o la ubicación de sus llaves– el uso de la música, junto a otras terapias de gimnasia mental, hace que la parte emocional se reavive y se detenga el problema neuronal o se ralentice, retrasando la llegada de males como el Alzheimer.
“Al oír canciones de su juventud, las pacientes recuerdan vivencias de aquel entonces, experimentan emociones vinculadas a esos años y comunican esos sentimientos, lo que, a su vez, favorece su socialización”, detalla Cabrera.
Para su colega Norma Díaz Arana, también del Imeder y experta en varios instrumentos musicales, la música produce en las personas en general un sentimiento de bienestar y relajación absoluta, sin importar sus características personales. “Todos evocamos pasajes y sentimientos de nuestras vidas con la música”, dice.
La psiquiatra Mariella Guerra, directora médica del Imeder destaca que la música también ayuda a regular la parte motora de los pacientes porque siguen el ritmo con sus cuerpos.
El documental estadounidense “Alive Inside: A Story of Music & Memory”, dirigido por Michael Rossato-Bennett y estrenado el año pasado también refleja claramente el poder de la música para rescatar la memoria en pacientes con deterioro cognitivo. El filme recoge la labor del trabajador social Dan Cohen en casas de reposo de EE.UU., en las que él hacía escuchar música a pacientes adultos mayores. La cámara Rossato-Bennett captó escenas emocionantes de las reacciones de esos pacientes.
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MEMORIA AUTOBIOGRÁFICA
En el Perú, la enfermedad de Alzheimer (EA) es responsable de hasta el 80% de los casos de demencia y ataca a tres de cada 10 personas mayores de 80 años, explica Danilo Sánchez, neurólogo del Instituto Nacional de Ciencias Neurológicas (INCN).
Con la EA, las neuronas mueren precozmente, lo que lleva a un deterioro progresivo de la memoria, la orientación, el cálculo, el lenguaje y el juicio. Este mal no tiene cura, solo se puede retrasar el avance.
Según Sánchez, el Ministerio de Salud no tiene una estadística oficial de cuántos peruanos están afectados por el Alzheimer, pero se calcula que son unos 300 mil.
“La música hace que los pacientes con Alzheimer se reconecten con su memoria autobiográfica y remota. Una persona que sufre demencia avanzada puede estar quieta y callada, pero al oír una música que le gustaba, su rostro y su mirada denotan que recuerda algo. Por ejemplo, con cierta música un paciente con Alzheimer puede recordar, de pronto, dónde vivía cuando recién se casó”, señala Cabrera.
Esos conceptos guardan armonía con lo que sostiene la destacada psicóloga musical británica Vicky Williamson: “La música es un detonante de recuerdos. La persona no recuerda la letra de la canción, sino que asocia la melodía a un pasaje de su vida”. A ello, Sánchez, del INCN, añade: “Está probado científicamente que la música estimula la memoria en pacientes con Alzheimer”.