Al lado del río Rímac, en el que fuera un productivo fundo, se formó el distrito de El Agustino. Hoy, entre casas construidas en el llano y en lo alto, entre la música del ‘Agustirock’ y el estruendo de la modernidad, El Agustino celebra los 50 años de su creación. Con los recuerdos de quienes le dieron el nombre y el característico Poncho Negro que se apoderó de sus territorios, conoceremos en Huellas Digitales un poco más de su historia.
En la tierra que en algún momento albergó flores y árboles, hoy se erigen casas en el llano y en las alturas. Grandes centros comerciales y avenidas que permiten interconectar distritos. El Agustino encontró su nombre mucho antes de su establecimiento oficial, cuando en 1551 los religiosos de la Orden de san Agustín llegaron al Perú.
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Los frailes agustinos habitaron las chacras de la margen izquierda del Río Rímac, donde actualmente se ubica el distrito. Bajo la mirada de los cerros El Pino y El Agustino se albergaban haciendas de familias criollas, indígenas y limeñas. Allí se trabajaba la tierra para producir maíz y alfalfa y, se confeccionaban ladrillos y adobes.
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