LUIS SILVA NOLE @Lucho_SilvaRedactor de Sociedad
El jirón Ayacucho, en el Cercado de Lima, no es un zoológico, pero no está lejos de ser uno muy inadecuado. Ya es conocido que en sus primeras cuadras se comercializan animales silvestres que son mantenidos en condiciones deplorables en los puestos de venta. Sin embargo, lo que se ve por estos días, especialmente en los fines de semana, en las cuadras 7 y 8 de la mencionada vía, linda con lo inaudito: auquénidos interactuando con las personas por un fin netamente comercial.
En promedio hay diariamente unas cuatro o cinco llamas coloridamente ataviadas, preparadas por fotógrafos informales para que sirvan de elementos decorativos y atractivos en imágenes por las que cobran entre 5 y 7 soles a transeúntes. Algunos de cuales no pierden la oportunidad de retratarse junto a los auquénidos en plena calzada, muy lejos del verdadero hábitat de estos animales, acostumbrados al ambiente andino de quebradas e ichu. El servicio incluye la impresión de la foto al momento.
Paradójicamente la oferta de fotos con llamas se hace a vista y paciencia de serenos de la Municipalidad de Lima y ante la ausencia de fiscalizadores de la comuna. Los fotógrafos no cuentan con distintivo alguno que indique que están autorizados por la municipalidad para realizar esta actividad. Cabe resaltar que los fotógrafos autorizados por la comuna, como los que trabajan en la Plaza de Armas, cuentan con chalecos y gorras con el distintivo del municipio.
El Comercio observó que la alimentación que recibían estos animales era escasa y muy lejos de ser la correcta. Sin embargo, a la mayoría de la gente parecía no importarle todos estos detalles y, más bien, celebraba la presencia de los auquénidos en la vía pública.