El titular del Interior asegura que toma en cuenta las críticas –algunas vienen de dentro de la institución–, pero que no retrocederá en los cambios que impulsa en la policía.Algunas cifras sobre la inseguridad en la ciudad parecen respaldar a Carlos Basombrío en la cartera del Interior, pero los crímenes de los últimos días siguen haciendo pensar que Lima se está convirtiendo en una urbe cada vez más violenta.
—Hace una semana Eduardo Romero asesinó a cinco personas en un lugar público. ¿Cree usted que hubo protocolos que fallaron?
La policía llegó a los tres o cuatro minutos del primer incidente y empezó con su labor de investigación. En otro lugar, luego de dos horas, este sujeto entró a un lugar privado –una discoteca– y empieza a disparar sin control. Todo dura cinco minutos. Policialmente no hubo mucho que hacer. Afortunadamente un policía valiente actuó para defender a los demás. Pero esto es un severo llamado de atención para que la policía empiece a prestar cada vez más atención a lo que sucede en las redes sociales e Internet.
—¿Qué acciones tomará la policía en estos casos? Falta legislación pero la vamos a mejorar. Con lo poco que se tiene, la dirección de alta tecnología está trabajando en este tipo de casos. Se identificaron ciertas situaciones que podrán ser denunciadas tanto por los agentes como por cualquier ciudadano.
—El escenario del tiroteo no contaba con algún tipo de resguardo y había varios bancos cerca. ¿Esto mejorará con el regreso de la policía para vigilar a privados?Yo creo que en el Perú vamos de un lado a otro. Por querer evitar que los policías vigilen chifas se decidió que ningún agente trabajara para privados. Por ello hemos regulado el servicio extraordinario de la policía que puede ser contratado por bancos, colegios, empresas que organizan grandes eventos. Esto le permite a los agentes tener un ingreso adicional trabajando en seguridad y protegidos con un seguro de vida. El convenio se hace con la institución y son los jefes policiales quienes deciden a quién destacar. Con esto habrá más policías en las calles.
—Pero menos en el fútbol.El día del clásico se destinaron 1.200 policías, pero se puede llegar a cuidar un clásico con 200. Si los clubes creen que no están seguros con esa cantidad de efectivos, que paguen por los otros mil. Las barras no pueden ser acompañadas por los policías para servirles de niñeras. Si se registran desmanes camino al estadio, se cancela el partido.
—¿Estas medidas bastarán para que regresen los policías a las calles?Sí, pero también implementaremos otras. Primero, vamos a rentar entre 300 y 500 patrulleros pequeños para que estén en las calles chicas dando vueltas. El piloto se hará en Lima. Además hemos creado la figura del auxiliar de policía, es decir, se podrá contratar a civiles para realizar el trabajo administrativo de las comisarías.
—Sus críticos dicen que son soluciones de escritorio.Muchas de las ideas que hemos implementado fueron propuestas por los alcaldes y los comisarios durante los recorridos que realizo por el país. Por ejemplo, la norma que impide usar las comisarías como depósitos de vehículos, o la que permite cobrar por serenazgo en los recibos de luz. Son solo pequeños pasos para tener más seguridad.
—Mientras que las noticias sobre asaltos y robos siguen.Yo no veo noticieros porque así mejore la seguridad ciudadana esas noticias van a seguir. En una ciudad de casi 10 millones de habitantes, siempre van a existir crímenes. Es horrible ser ministro del Interior y saber que no puedes evitar esos hechos.
—Usted señaló que si las cifras sobre inseguridad no mejoraban hasta la mitad del gobierno usted renunciaba. ¿Mantienen esa promesa?Las cifras han mejorado un poquito. No quiero pecar de optimista. La victimización en Lima la encontramos en 34,3% y se redujo hasta 28,1%, algo ha bajado. Pero lo que más me preocupa es que los asaltos con armas de fuego siguen aumentando. Es decir, hay menos asaltos pero son más violentos. Ya no somos los peores de América Latina, estamos a media tabla.
—Pero los limeños siguen sintiéndose inseguros La percepción es altísima, pero en estos meses ha bajado unos puntos. Lo único que pido es el tiempo político para probar que los programas y cambios que hemos propuesto funcionan. Pero no me aferro a nada.