Si hacemos una revisión rápida de los comentarios que recibió el especial #EstamosHartas en las redes sociales de El Comercio la realidad nos golpeará en la cara. Siete de cada 10 comentarios en Facebook cuestionan, humillan, discriminan y revictimizan a las mujeres que decidieron denunciar la violencia de género.- “Mi hija tiene claro que si se mete con una basura, que se joda”- “La verdad es que muchas mujeres se dejan acosar”- “Estoy harto de que las mujeres no vayan a la guerra”- “Estamos hartos de su feminismo compulsivo, ya aburre su igualdad”
Para entender qué hay detrás de estos argumentos, este Diario consultó con dos antropólogos, una investigadora de medios digitales y una psicóloga. El análisis es escalofriante.
► Angélica Motta, antropólogaLa antropóloga Angélica Motta señala que el tono ofensivo de muchos de los comentarios hacia lo que representa el hashtag #EstamosHartas forma parte de un discurso que se ha venido desarrollando en el Perú como respuesta a la expansión del feminismo en nuestro país y que a medida que este se afirma, genera el rechazo de los varones.
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“No se trata de una guerrita de hombres y mujeres, como plantean algunos en sus posts (...) ellos interpretan que las feministas estamos en contra de los hombres y no se trata de eso, estamos hartas del machismo que es un sistema social, es una ideología”, afirma Motta. “Si existe una ideología de género peligrosa y letal esa es el machismo y eso es lo que tenemos que combatir”, puntuliza.
► Marieliv Flores, investigadora de HiperderechoLa vocera de Hiperderecho, asociación dedicada a la investigación de los entornos digitales, asegura que las redes sociales evidencian la estructura machista sobre la cual se sostiene la sociedad peruana. Es por eso que redes como Facebook, Twitter e Instagram se han convertido en las tres principales plataformas con mayor incidencia de violencia de género en línea.
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“La violencia de género en línea tiene características innatas del internet como el anonimato, la rapidez con la que viaja la información y la proximidad (...) los cuales se utilizan para ejercer violencia de una manera más específica”, explica Flores y recalca que por más que esta violencia se realice en un espacio digital, las repercusiones en los afectados son preocupantes.“Hay que quitarnos la idea de que 'como pasó en internet, no nos afecta”, todo lo contrario, estamos con internet todo el tiempo y está la violencia todo el tiempo cerca de la persona”, señala.
► Juan Carlos Callirgos, antropólogoTras leer algunos de los comentarios, el antropólogo Juan Carlos Callirgos recalca dos características negativas de la redes sociales: Son poco reflexivas, dada su inmediatez, y que el inexistente cara a cara impide cierto desarrollo de la empatía.
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“Estas personas que se atreven a decir este tipo de cosas contra gente que ha sufrido acoso (...) prefieren poner una barrera cuando se les esta explicando y lo más cómodo es no escuchar, ni siquiera ver el video y criticarlo”, menciona Callirgos y hace hincapié en la revictimización de las mujeres que se atreven a denunciar.“Lo más común en el Perú es echarle la culpa a las víctimas (...) siempre se culpa a las víctimas mujeres por haber autoprovocado su agresión. Como dice acá: 'Para qué se dejan acosar'. Yo creo que el asunto es casi como que las mujeres no deberían decir nada”, finaliza.
► Sabina Deza, psicólogaAl analizar los comentarios más ofensivos, Sabina Deza, psicóloga del Centro de la Mujer peruana Flora Tristán, advierte que detrás de aquella agresividad se evidencia el miedo de muchos hombres ante el empoderamiento femenino.“Hay un gran temor a perder el espacio que sienten que históricamente les pertenecía a los hombres y los grandes cambios que conlleva el acceso de las mujeres a una serie de derechos negados (...) les generan una actitud paranóica porque se sienten atacados”, explica Deza.
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“Cuando vemos comentarios tan devastadores y tan agresivos podemos entender por qué hay tantos feminicidios. Estos hombres no solo albergan odio hacia a las mujeres sino que se retroalimentan entre ellos, porque uno hace un comentario y otro lo refuerza, y si alguien que dice algo contrario lo descalifican”, señala.