Según los registros históricos, el pueblo vikingo fue uno de los más guerreros y místicos de Europa, con un gran poderío en la Edad de Hierro germánica (entre los años 789 y 1.100 A.C). Sus descendientes son los actuales habitantes de Dinamarca, Noruega y Suecia, y en menor medida Islandia, Groelandia y América del Norte.
En Lima y el resto del país, estos descendientes integran una comunidad pequeña, bastante cerrada, pero muy unida. Por ello, no sorprende que uno de sus mitos menos conocidos, el que habla de la Batalla del Ragnarök (ragna=dioses; rok=destino), haya pasado casi inadvertido hasta que el diario Publimetro rescató en su portada de hoy que el fin del mundo será mañana. Como lo lee: para los vikingos, la humanidad habrá llegado al final de sus días el 22 de febrero de este año, tras una batalla entre dioses, monstruos y gigantes.
Cuenta la leyenda que Odin, el dios de la sabiduría, guerra y muerte, se enfrasca en una batalla sin precedentes con Loki, un ser mitológico que marca el origen del fraude. Ambos desean controlar el mundo. Sin embargo, en ese intento terminan más bien destruyéndolo por completo.
El apocalipsis vikingo empieza con la desaparición de las estrellas. Luego, los siguientes en desaparecer serían los árboles, mientras que las montañas se desplomarían. Pero, como todas las leyendas que hablan de la extinción del planeta, el mundo tendrá una nueva oportunidad y la vida renacerá.
Según Publimetro, habría estudios que incluyen la desaparición de las fronteras como uno de los signos del fin del mundo, como lo entienden los vikingos. Otros estudios contemplan más bien la desaparición de una civilización vieja, y el inicio de una nueva.
Cualquiera sea el desenlace, los herederos de la mística vikinga en Gran Bretaña esperarán el “final” en el Festival de Jorvik, que se realizará mañana en York.