Inspectoría de la Policía Nacional del Perú (PNP) investiga a los agentes de la comisaría Juan Ingunza tras la muerte de Érika Oblitas Morales, quien denunció que era víctima de violencia familiar el pasado 2 de junio. El comisario Christian Toledo precisó que tanto Oblitas como su pareja Miguel Benites fueron conducidos a la dependencia policial luego de haber sido intervenidos dentro de su casa, en el Callao. “La hija de Oblitas fue a la comisaría a pedir ayuda porque su mamá estaba siendo agredida. Cuando los policías llegaron a la casa, la señora y su pareja se acusaban de agresión. A los dos los llevamos a la comisaría”, dijo.
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Ese día (2 de junio), ambos fueron conducidos a la División Médico Legal en el Callao para que determinaran la gravedad de sus heridas. El examen de Oblitas concluyó que ella presentaba lesiones “traumáticas corporales recientes” y que requería atención médica.
A pesar de ese resultado, los policías de la comisaría la llevaron, luego, a la Dirección de Investigación Criminal, donde la mujer se desvaneció y fue trasladada al hospital Arzobispo Loayza, donde murió el último lunes.
El comisario indicó a este Diario que se dispuso que un agente custodiara a Oblitas. Ella tenía antecedentes por extorsión y estaba requisitoriada por el delito de asociación ilícita para delinquir. La pareja de la mujer también presentaba lesiones leves.
“Si el médico legista habría determinado que a ella se la internara en un hospital, lo habríamos hecho; pero no fue así. Ella estaba acusada de agredir y él también”, indicó el mayor.
El Ministerio Público dispuso que ambos afrontaran el proceso en libertad, por lo que Benites fue liberado y hasta ahora se desconoce su paradero.
El papá de la víctima, Segundo Oblitas, aseguró que la policía fue testigo de cómo Benites agredió a su hija; sin embargo, ella terminó siendo investigada por agresión. “En vez de auxiliarla, la detienen y luego le da la convulsión”, dijo.
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